El tema principal de este día es la oración. Existen libros, escritos, modelos… sobre la oración; y ya desde ahora pienso que el mejor tratado es hacerla… Las sugerencias son experiencias habidas y subrayadas para el caso.
Vamos a ver que tanto en el A.T. como en el N.T. el tema no se hace esperar de los mil modos según las circunstancias. Podemos afirmar que el ser humano por haber sido creado “a imagen y semejanza de Dios” no desarrolla su naturaleza si no abre su comunicación con Él. A eso lo podríamos llamar oración; conjunto de palabras (mentales o escritas) con sentido comunicativo. Todas las religiones tienen sus catálogos de oración; los mismos científicos también, aunque los llamen de otra manera: A. Einstein decía “no soy ateo, vivo la religiosidad desde el plano filosófico, es decir “sentido religioso cósmico”.
Dicho así es grave no hacerlo; hay quien dice y explica que los desastres que se viven ahora en el mundo se debe a ésa ausencia. Las causas son de variada locura… Que por ello no olvidemos la oración a buenos niveles.
En la Iglesia Católica (y otras) nuestro compendio es la Sagrada Escritura (La Biblia). Se trata de la recopilación de textos aparecidos a lo largo de la historia hasta la aparición de Nuestro Señor Jesucristo y nacimiento de la Iglesia. La Liturgia nos ha reservado para este día el texto del Génesis, el Salmo 137, la carta a los Colosenses y el Evangelio de San Lucas. Selección de textos que hacen referencia a la oración.
Conviene pensar que los textos (lo que se dice, cómo se dice y quién lo dice) se proclaman como motivación para celebrar que se dicen para nosotros y que todos les damos un lugar en nuestra conciencia. NO olvidemos: “es una celebración…”
Luego proclamaremos los textos del día, de todas formas adelantamos otro texto de Jesús: “Cuando oréis, no hagáis como los hipócritas, que gusta s rezar de pié en las sinagogas y en las esquinas para exhibirse a la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Cuando tú vayas a orar, entre en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre a escondidas. Y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis palabreros como los paganos, que piensan que a fuerza de palabras serán escuchados. No los imitéis, pues vuestro Padre sabe lo que necesitéis antes de se lo pidáis. Mt. 6, 5-8)