4/8/25

EVANGELIO MARTES 05-08-2024 SAN MATEO 14, 22-36 XVIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.

Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.

Jesús les dijo enseguida:
«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! ».

Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».

Él le dijo:
«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».

Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos.

Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

                                   Es palabra del Señor

REFLEXION

El texto evangélico que hoy leemos comienza mencionando a la gente saciada por la multiplicación de los panes y concluye mostrando cómo los enfermos son curados por la palabra y los gestos de Jesús. Lo que queda en el medio del texto se enmarca, pues, en esta identidad de Jesús, presentado como la mano de la misericordia del Padre: Jesús es la presencia compasiva de Dios en medio de su pueblo.

Ahora bien, en contraposición a la alabanza que el texto de los Números ofrecía de Moisés –«el más fiel de todos mis siervos»–, el texto evangélico presenta a Pedro en toda su fragilidad: «le entró miedo, empezó a hundirse y gritó…». En verdad, si bien el evangelio nunca maquilló los defectos del primero de los apóstoles, no deja de resaltar, esta vez, su arrojo apasionado y la sencillez con la que reconoce su impotencia… Seguramente, tiempo después, al recordar la mano de Jesús sosteniendo la suya en el agua, Pedro habría podido recitar con el Salmo 18(17): «El tendió su mano desde lo alto y me tomó, me sacó de las aguas caudalosas».

Al pedir caminar sobre el agua, Pedro no debió querer igualarse a su Maestro, simplemente desearía acompañarlo y seguirlo también en la inestabilidad… Pues ¿hay algún seguimiento verdadero de Jesús en el que no se tambaleen nuestras seguridades?...

Por último, los cristianos hemos sido llamados en todas las épocas a prolongar la mano misericordiosa de Jesús para sostener, para acompañar, para cuidar a los demás en Su Nombre… Pero solamente reconociendo nuestra fragilidad y nuestra incapacidad para ello, solamente desde nuestra experiencia de ser levantados y sostenidos por Jesús podremos realizar esa misión…

«Señor, sálvame», es el sincero clamor de todo cristiano que necesita de la mano de Jesús que le levante para vivir y estar en pie. La misericordia se aprende a dar recibiéndola… ¿Qué puedes aprender hoy de estos Patriarcas de nuestra fe: el humilde Moisés y el audaz Pedro?

Fray Germán Pravia O.P.

Fray Germán Pravia O.P.
Casa de la Santísima Trinidad, Montevideo, Uruguay

Nací en Montevideo en 1968 y fui ordenado sacerdote en Argentina en 1993, tras una etapa misionera en barrios populares de la periferia de Buenos Aires. Desde 2011 viví en Paraguay, y conocí a los dominicos en el trabajo pastoral de sus barrios inundables, ingresando en la Orden de Predicadores en 2018. Tras el noviciado me licencié en Teología Espiritual en Comillas y me doctoré en Teología en San Esteban de Salamanca. Ahora resido en la comunidad de Montevideo, donde combino la docencia con la pastoral parroquial y el acompañamiento espiritual. Me apasionan la música, la lectura y el servicio desde el acompañamiento personal.