Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
Es palabra del Señor
REFLEXION
No es la primera vez ni el único evangelista que recoge la recriminación o lamento de Jesús por la actitud de Jerusalén, por su respuesta falta de respuesta ante su solicitud amorosa. ¿Cuántas veces he querido reunir a tus hijos… (M,37 o Lc 13,34)
Lucas sitúa el texto de hoy dentro del capítulo 19, iniciando el camino desde Galilea hacia Jerusalén donde se desarrollarán los últimos acontecimientos de su vida, donde vivirá el misterio Pascual.
Al llanto de Jesús, le precede la aclamación jubilosa de la gente que le acompañaba admirada por todos los milagros que habían visto y por todo lo que se decía de El. “Bendito el que viene como rey” (Sal 118,26)
Al ir descendiendo del Monte de los Olivos y ver la ciudad en todo su esplendor, la alegría se transforma rápidamente en turbación y llanto. Jesús se detiene al ver la ciudad que ama y llora, llora sobre Jerusalén. Y expresa un deseo ardiente que tiene en su corazón ¡Ojalá en este día conocieras también tu el mensaje de paz! Pero está oculto a tus ojos y no puedes verlo.
Jerusalén no ha reconocido la oportunidad que Dios le daba. En la cabeza de Jesús y en su corazón seguro están todos los momentos de rechazo ante su persona, toda la historia de rechazo a los mensajes de Dios. Ve el futuro de destrucción que le espera a la ciudad. Todo rechazo al proyecto que Dios tiene sobre las personas supone un rechazo a la paz, a la armonía, a la relación pacífica con las personas y los pueblos.
El llanto de Jesús, las palabras de Jesús, “Si conocieras tú, yo, las personas que nos disponemos a tomar en serio sus palabras, los caminos que conducen a la Paz. Si conocieras el don de Dios, le dice a la samaritana (Jn 4,10). Qué interés el de Jesús para que acojamos su Gracia, su Amor.
¿Cuál es el mensaje de paz al que me llama Jesús en este día concreto, en estas circunstancias concretas, circunstancias personales, familiares y sociales?
Vivir según el proyecto de Dios, trabajar por hacer mío el mensaje del Reino, construir puentes de diálogo, de amistad entre las personas, familia, pueblos. Vivir en la verdad y honestidad de unas relaciones justas… Aparcar la envidia, la rivalidad, el ansia de poder que destruye toda relación …
¿Cuál es el mensaje de Paz que trae Jesús para mi hoy?
Mientras termino este texto escucho como música de fondo la canción “Solo le pido a Dios” de Mercedes Sosa “Que el dolor no me sea indiferente, que la guerra no me sea indiferente, que lo injusto no me sea indiferente y brota un lamento Jerusalén, Jerusalén, y una súplica esperanzada: un deseo para las naciones en conflicto. ¡PAZ! ¡PAZ! Para las naciones en guerra, para los pueblos en conflictos fratricidas. PAZ, Señor.



