En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Es palabra del Señor
REFLEXION
La historia de Zaqueo es la historia del encuentro transformador de lo que han sido, son y serán los encuentros con Jesús. Zaqueo no se ha propuesto nada de lo que le toca vivir este día. Cuando pretende ver a Jesús, este sorprendentemente le propone tener una comida con él, una persona despreciada por el trabajo que desempeña como jefe de publicanos, y colaborador con Roma. Cuántas historias turbias habría en su vida… Jesús sabía bien lo que implicaba su oficio, pero no le importó tener una comida con él. La reacción de los vecinos ante este hecho no se hizo esperar y murmuraban que Jesús entrara a comer con un publicano. A Jesús, una vez más, no le importaron los comentarios adversos, puesto que lo importante para él era salvar a Zaqueo.
A san Lucas le gusta destacar el hecho de la conversión como elemento dinamizador de la presencia de Jesús y así ocurre con Zaqueo. Su reacción, tras el encuentro con Jesús, es propia de quien ha comprendido que el camino que lleva no es el adecuado. Su reacción revela el cambio profundo que se ha dado en él. Lo manifiesta prometiendo dar la mitad de sus bienes a los pobres y si ha engañado a alguno está decidido a devolverle cuatro veces más. Son señales claras de la conversión que se ha operado en este hombre que solo quería ver a Jesús.
El evangelista no nos cuenta la conversación de Jesús con Zaqueo, pero su reacción manifiesta que ese encuentro caló profundamente en él. Su reacción es significativa: dar un cambio radical a su vida. En medio de un mundo donde era despreciado, captó el amor de Jesús porque “también este es hijo de Abraham”.
Este gesto de Jesús encaja con lo que él había dicho: “he venido a buscar lo que estaba perdido”. Para él no hay barreras cuando descubre el deseo profundo de una persona que, en medio de una vida “perdida”, mantiene en su corazón la inquietud por encontrar la luz. Zaqueo se ha convertido a la fidelidad para con Dios y para con los hombres. La bondad de Jesús con este hombre hace renacer en él actitudes olvidadas, de donde emergen la justicia y la solidaridad.
La expresión remate de este pasaje es la frase de Jesús: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Esa salvación es la que trae siempre Jesús cuando somos capaces de acoger su invitación con generosidad y aceptamos su presencia transformadora.
Ante el gesto valiente de Eleazar ¿qué fuerza tiene la fe en mi vida?
La postura radical de Zaqueo, tras el encuentro con Jesús, ¿a qué me está invitando?



