E palabra del Señor
REFLEXION
San Lucas nos lleva a profundizar y no quedarnos en la apariencia exterior. Algunos, dice el evangelista, ponderaban la hermosura del templo, sus adornos. Común tentación, en la que fácilmente caemos. Nosotros, como ellos, no estamos exentos de la tentación de la superficialidad. Nuestros templos son visitados como museos y cuando los enseñamos, nos quedamos en referencias estilísticas o históricas, cuando presumimos de la riqueza que en ellos se contienen. ¿Nos detenemos a considerar que son espacios de oración? ¿Que encierran un mensaje evangelizador? ¿Que nos hablan de una realidad mayor?
Las palabras de Jesús, resuenan con plena actualidad: “Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida”. Así como la estatua fue destruida, todo tendrá que ser transformado. No preguntan el por qué. Preguntan ¿cuándo será eso? ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder? Vana curiosidad. Una advertencia hace el Señor: Mirad, que nadie os engañe. Oportuna advertencia, para que no prestemos oídos a los que andan señalando día y hora. Interpretando con ligereza e inmediatez el retorno del Señor. No prestar atención a los que se presentan como mesías. Tampoco a los que dicen: está llegando el tiempo.
Lo más importante es estar siempre a la escucha, atendiendo su llamada, dispuestos a recibirle y esa disposición se revela en el modo como vivimos de su palabra y en el ejercicio de acogida de los que él llama, pequeños hermanos. No olvidar que está a la puerta llamando, si escuchamos y abrimos, tendremos la experiencia del encuentro con el Señor.
¿Me mueve más la curiosidad que el deseo de encontrarme con El?
¿Me pierdo en lo superficial y no comprometo mi vida con Aquél que me ha amado?



