7/7/25

EVANGELIO MARTES 08-07-2025 SAN MATEO 9, 32-38 XIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló.

La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».

Entonces dice a sus discípulos:
«Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

                         Es palabra del Señor

REFLEXION

Pero hay quien aún no ha descubierto la Palabra de Vida que es Dios, hay quien aún vive esclavizado por tantas y tantas realidades de muerte y de angustia y de miedo, como la imagen del poseído que con su milagro libera, con la fuerza de su palabra, el Señor Jesús en este evangelio de Mateo.

Aún hoy hay tantos que viven sin referencias, sin modelos de plenitud y de sentido, como ovejas sin pastor. Y eso lleva a recordarnos de nuevo que se necesitan voces que lleven palabras de amor y de identidad, de evangelio, que sanen y curen dolencias y enfermedades como tantas vemos a nuestro alrededor. Que enseñen y proclamen que teniendo a Dios en nuestra vida, que intentando hacer vida del evangelio del Amor, la vida del ser humano mejora y se libera del miedo y la muerte diaria de la tristeza y el sinsentido.

Es por eso que necesitamos más “obreros” que utilicen la fuerza del amor encarnado en la fuerza de la palabra. No dejemos de rogar por ello, porque el Señor siga despertando la compasión en el corazón de hombres y mujeres de nuestro mundo que se tomen en serio el servir a sus hermanos, y que esos hombres y mujeres abran los oídos y el corazón al dolor del mundo y a la Palabra de Dios que les da un nuevo nombre, que les transforme para transformar nuestro mundo.

Hoy así podemos también preguntarnos: ¿pronuncio yo palabras de amor que transformen? ¿he oído la voz de Dios pronunciando mi verdadero nombre? ¿necesito ser liberado yo de ataduras que me esclavicen? ¿abro mi corazón a la compasión por los demás? ¿me he preguntado alguna vez si el Señor me llama a ser un obrero que pronuncie Palabras de Vida para los demás?

Fray Vicente Niño Orti

Fray Vicente Niño Orti
Convento Santo Tomás de Aquino 'El Olivar' (Madrid)

Soy sacerdote dominico nacido en Córdoba. Antes de ingresar en la Orden estudié Derecho y en la universidad descubrí mi vocación a través de la Pastoral Juvenil Dominicana, en la que he estado 15 años y con la que sigo colaborando en Pascuas, peregrinaciones y acompañando al Movimiento Juvenil Dominicano. He trabajado durante casi una década en el ámbito educativo en gestión y en pastoral escolar en la Fundación Educativa Sto Domingo. Soy licenciado en Teología Moral, con especial interés en el diálogo entre fe y política. He publicado el libro Santo Domingo nos cuenta su vida para acercar la figura del fundador a los jóvenes, y colaboro como columnista y promotor de contenidos en la web lallama.org. Disfruto de los libros y del mar y la montaña cuando toca descansar.

6/7/25

EVANGELIO LUNES 07-07-2025 SAN MATEO 9, 18-26 XIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.

Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.

Jesús se volvió y, al verla le dijo:
«¡Animo, hija! Tu fe te ha curado».

Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él.

Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó.

La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

Es evidente la voluntad de Dios de estar cerca del hombre. En el pasaje evangélico accede a imponer las manos sobre la niña muerta, y permite que la toque el manto una mujer enferma.

Dios no está nunca distante. Es siempre presencia amistosa, íntima a todo sentimiento, en contacto con la necesidad. Jesús hizo curaciones a distancia, otras veces prefirió ir a donde su presencia significaba más que el milagro. El “hombre” y la “mujer” lo saben y exteriorizan un gesto de fe que no se resigna ante el mal, y es aceptado por Jesús.

Entre todos los que apretujaban a Jesús hubo un contacto de fe que hizo salir virtud de él. La tímida mujer arranca un milagro. Lo que salva no es acercarse a Jesús, oír su palabra, pertenecer a su raza o ser miembro de su familia, lo que salva es la fe. La convicción de la mujer y la resurrección de la niña evocan signos sacramentales.

En los sacramentos es Jesús tocado con resultado desigual. Sólo el contacto de la fe produce el resultado de la transformación espiritual.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Convento de la Virgen del Camino (León)

5/7/25

DOMINGO 06-07-2025 : DECIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En la primera lectura el profeta Isaías invita al pueblo de Israel a festejar a Jerusalén, pues en ella Dios se hace presente. Habla de una Jerusalén pacífica, acogedora y cosmopolita, donde todos tenemos un sitio, porque todos somos amados por Dios.

Después el salmista nos anima a alabar al Señor por todo el bien que hace a los que, humildemente, se ponen en sus manos. Porque es un Dios poderoso, y también misericordioso, y no rechaza la súplica de los indefensos.

San Pablo confiesa que sólo se gloría ante los demás por la profunda transformación interior que ha experimentado por Cristo. Así, lo mundano ha muerto para él y él ha muerto para lo mundano. Porque Cristo lo es todo para él y por eso lleva sus marcas, y las lleva con orgullo.

San Lucas describe cómo fue el envío de los setenta y dos discípulos. Nos dice que Jesús los envió como humildes corderos en medio de lobos, con el fin de predicar en las casas el Evangelio, conviviendo fraternalmente con las familias y comunicando en ellas la paz que procede de Dios. San Lucas nos dice que los setenta y dos discípulos cumplieron fielmente lo que Jesús les pidió, y por eso tuvieron éxito. Y ahora sus nombres están inscritos en el Cielo.

Fray Julián de Cos Pérez de Camino

Fray Julián de Cos Pérez de Camino
Real Convento de Predicadores (Valencia)

He nacido en Madrid en 1968 y soy fraile dominico asignado al Real Convento de Predicadores, en Valencia (España). Soy Doctor en Teología y estoy licenciado en Teología Espiritual y mi investigación se centra en la historia de la espiritualidad, la experiencia mística y la espiritualidad dominicana. Actualmente, imparto clases de Espiritualidad en varias Facultades de Teología.


LECTURAS DEL DOMINGO 06-07-2025 : XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 66, 10-14c

Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis;
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
mamaréis a sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias
de sus ubres abundantes.

Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.

Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.

Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado,
se manifestará a sus siervos la mano del Señor».

                 Es palabra del Señor

Salmo

Salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él,
que con su poder gobierna eternamente. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 6, 14-18

Hermanos:

Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.

Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva criatura.

La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.

En adelante, que nadie me moleste, pues yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén

                         Es palabra del Señor

REFLEXION

Iª Lectura: Isaías (66,10-14): Una Jerusalén nueva

 La primera lectura del libro de Isaías nos habla de una restauración de Jerusalén, después del luto  que implica un designio de catástrofe y de muerte. Dios mismo, bajo la fuerza de Jerusalén como madre que da a luz un pueblo nuevo, se compromete a traer la paz, la justicia y, especialmente el amor, como la forma de engendrar ese pueblo nuevo. Toda la alegría de un parto se encadena en una serie de afirmaciones teológicas sobre la ciudad de Jerusalén. Desde ella hablará Dios, desde ella se podrá experimentar la misma “maternidad de Dios” con sus hijos. Porque Dios, lo que quiere, lo que busca, es la felicidad de sus hijos.

 Pero esa Jerusalén no existe, hay que crearla en todas partes, allí donde cada comunidad sea capaz de sentir la acción liberadora del proyecto divino. El profeta desconocido para nosotros (la lectura de hoy pertenece al tercer Isaías, alguien de la escuela que dejó el gran profeta y maestro del siglos VIII), siente lo más íntimo de Dios y así quiere animar a la comunidad post-exílica para crear una Jerusalén nueva.

IIª Lectura: Gálatas (6,14-18): La fuerza de la cruz

 La segunda lectura viene a ser el colofón a la carta más polémica de San Pablo. Una polémica que se hace en nombre de la cruz de Cristo, por la que hemos ganado la libertad cristiana, como se ponía de manifiesto el domingo pasado. Pablo se despacha ahora, con su propia mano, para firmar la carta con una verdadera “periautología”, una confidencia personal de su vida, de su amor por Cristo y por lo que le ha llevado a ser apóstol de los paganos. La cruz, aquello que antes de su conversión era una vergüenza, como para cualquier judío, se convierte en el signo de identidad del verdadero mensaje cristiano. Los cristianos debemos “gloriarnos” en esa cruz, que no es la cruz del “sacrificio” sin sentido, sino el patíbulo del amor consumado. Allí es donde los hombres de este mundo han condenado al Señor, y allí se revela más que en ninguna otra cosa ese amor de Dios y de Jesús.

 Por eso Pablo no puede permitir que se oculte o se disimule la cruz del evangelio. Es más, la cruz se hace evangelio, se hace buena noticia, se hace agradable noticia, porque en ella triunfa el amor sobre el odio, la libertad sobre las esclavitudes de la Ley y de los intereses del este mundo; en ella reina la armonía del amor que todo lo entrega, que todo lo tolera, que todo lo excusa, que todo lo pasa. Pablo, pues, habla desde lo que significa la cruz como fuerza de amor y de perdón. Aquí se marca el punto álgido que acredita la verdadera identidad cristiana. El que vive de la Ley, en el fondo, se encuentra solo consigo mismo; el que vive en el ámbito del evangelio, deja de estar solo  para vivir "con Cristo" o "Cristo en mí". Y ¿quién es Cristo? Pablo lo revela al principio de la carta: "el que se entregó a sí mismo por nosotros, por nuestros pecados" para darnos la gracia de la salvación.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)


EVANGELIO DOMINGO 06-07-2025 SAN LUCAS 10, 1-12. 17-20 XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles:
“El reino de Dios ha llegado a vosotros”.

Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”.

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».

Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».

Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

                             Es palabra del Señor

REFLEXION

 El evangelio (Lucas 10,1ss) es todo un programa simbólico de aquello que les espera a los seguidores de Jesús: ir por pueblos, aldeas y ciudades para anunciar el evangelio. Lucas ha querido adelantar aquí lo que será la misión de la Iglesia. El “viaje” a Jerusalén es el marco adecuado para iniciar a algunos seguidores en esta tarea que Él no podrá llevar a cabo cuando llegue a Jerusalén. El evangelista lo ha interpretado muy bien, recogiendo varias tradiciones sobre la misión  que en los otros evangelistas están dispersas. El número de enviados (70 ó 72) es toda una magnitud incontable, un número que expresa plenitud, porque todos los cristianos están llamados a evangelizar. Se recurre a Num 11,24-30, los setenta ancianos de Israel que ayudan a Moisés con el don del Espíritu; o también a la lista de Gn 10 sobre los pueblos de la tierra. No se debe olvidar que Jesús está atravesando el territorio de los samaritanos, un pueblo que, tan religioso como el judío, no podía ver con buenos ojos a los seguidores de un judío galileo, como era Jesús.

 El conjunto de Lc 19,2-12 es de la fuente Q; sus expresiones, además, lo delatan. Eso significa que las palabras de Jesús sobre los discípulos que han de ir a anunciar el evangelio fueron vividas con radicalidad por profetas itinerantes judeocristianos, antes que Lucas lo enseñase y aplicase a su comunidad helenista. Las dificultades, en todo caso, son las mismas para unos que para otros. El evangelio, buena noticia, no es percibido de la misma manera por todos los hombres, porque es una provocación para los intereses de este mundo. El sentido de estas palabras, con su radicalidad pertinente, se muestra a los mensajeros con el saludo de la paz (Shalom). Y además debe ser desinteresado. No se puede pagar un precio por el anuncio del Reino: ¡sería un escándalo!, aunque los mensajeros deban vivir y subsistir. Y, además, se obligan a arrostrar el rechazo… sin por ello sembrar discordias u odio.

 Advirtamos que no se trata de la misión de los Doce, sino de otros muchos (72). Lo que se describe en Lc 10,1 es propio de su redacción; la intencionalidad es poner de manifiesto que toda la comunidad, todos los cristianos deben ser evangelizadores. No puede ser de otra manera, debemos insistir mucho en ese aspecto del texto de hoy. El evangelio nos libera, nos salva personalmente; por eso nos obligamos a anunciarlo a nuestros hermanos, como clave de solidaridad. Resaltemos un matiz, sobre cualquier otro, en este envío de discípulos desconocidos: volvieron llenos de alegría (v. 20), “porque se le sometían los demonios”. Esta expresión quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Es uno de los temas claves del evangelio de Lucas, y nos lo hace ver con precisión en momentos bien determinados de su obra. Los discípulos de Jesús no solamente están llamados a seguirle a Él, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Cuando se anuncia el evangelio liberador del Señor siempre se percibe un cierto éxito, porque son muchos los hombres y mujeres que quieren ser liberados de sus angustias y de sus soledades. ¡Debemos confiar en la fuerza del evangelio!

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

4/7/25

EVANGELIO SABADO 05-07-2025 SAN MATEO 9, 14-17 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

En la parábola de los amigos del novio que no pueden estar tristes durante la fiesta de la boda presenta Jesús una imperiosa alegría. Los amigos del novio son designados en las bodas para mantener la alegría. La presencia del novio los estimula y su quehacer los colma de felicidad. Jesús y los suyos viven un momento de exaltación, la experiencia de filiación, la cercanía del reinar de Dios.

Sería un sinsentido que ayunen los amigos del novio en la fiesta nupcial. Así de contradictorio sería para ellos anunciar el evangelio en medio de ritos luctuosos. Esa contradicción se daría si los discípulos de Jesús que participan de las primicias del Reino de Dios no estuvieran embargados de felicidad por ello. Se trataba de amigos íntimos. Jesús compara a sus discípulos con éstos amigos; su alegría ha de ser semejante.

En el evangelio de Juan nos llamará también amigos.

La vida nueva del discípulo requiere odre nuevos

Vivir en los antiguos criterios, en la precedente situación habiendo llegado la nueva es tan desacertado como estropear un traje nuevo cortándole un trozo para remendar uno viejo. Exige novedad de vida.

Para Jesús la llegada del Reino recrea las cosas. Ya no pueden verse con ojos incrédulos. No es posible meter en antiguos moldes las nuevas realidades.  

En la historia de la iglesia está desde sus comienzos la tentación de ajustarse tácticamente a lo anterior para evitar los continuos retos a la conversión del corazón. Pero la palabra del Señor nos ayuda a captar el desafío de una novedad que exige no solo acogida, sino también discernimiento. Y es que solamente un corazón alegre y un corazón renovado puede vivir plenamente el evangelio. 

Por el Bautismo pasamos a la vida nueva. Nacer de nuevo del agua y del Espíritu, renovarnos…

"Nos es suficiente ver la vida de un convertido, para observar cómo se cambia. En realidad el Reino de Dios es el verdadero, el único cambio que se ha anunciado en la historia. Y puede asegurarse que allí donde la historia de los hombres continúa como estaba, no ha llegado de verdad el Reino." (X. Pikaza).

 Monjas Dominicas Contemplativas

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de Santo Domingo (Segovia)

3/7/25

EVANGELIO VIERNES 04-07-2025 SAN MATEO 9, 9-13 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».

Él se levantó y lo siguió.

Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

                            Es palabra del Señor

REFLEXION

El seguimiento de Jesús no está reservado a unos pocos, ni depende de las cualidades que se tengan, del aprovechamiento que se haya logrado poniendo en juego las capacidades, desempeñando unas tareas con eficacia, habilidad para la negociación, éxito en las empresas. Cierto que todo lo verdadero y bueno viene de Dios como de su fuente y es la base para que se desarrollen en buena dirección los valores o cualidades humanas. Todo ello no es más que un preámbulo para secundar la llamada divina.

Hemos de convencernos de la que llamada a la existencia es, en definitiva, del que tiene poder para crear con inteligencia y bondad. Esta vocación es universal para el ser humano, que está dotado de alma racional, volitiva e inmortal. Pero hay una segunda llamada a vivir que complementa la primera. Este segundo llamamiento nos viene de Jesús, Dios que se encarna, se hace hombre para que todos los humanos lleguemos a ser hijos de Dios por adopción.

Si el imperativo a la existencia es para todos los hombres, la llamada a la filiación divina no excluye a nadie de los que en cada época pueblan el mundo. Todos llamados por Jesús: «No sois vosotros los que me habéis llamado, soy yo el que os he llamado a vosotros» (Jn 15, 9-17). Se trata de una llamada por amor y para vivir en el amor.

Mateo, sentado ante el mostrador de impuestos, fue uno de la totalidad de llamados. Seguramente no se fijó en él Jesús porque era buen contable, o porque tratara con amabilidad a los que tenían que encontrarse con él. Para algunos de los contemporáneos estaba clasificado entre los «publicanos y pecadores».

Pero Mateo siguió a Jesús a la primera. Bastó una palabra del Maestro: «Sígueme». No lo dudó ni un momento, no le exigió contrato alguno, ni presento condiciones: «Se le levantó y lo siguió». La docilidad está emparentada con la fe y él secundó la voluntad de Jesús, que no es torcida para nadie: «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1Tim 2, 4).

En el tiempo que duró una sobremesa aprendió Mateo que no son los sanos los que tienen necesidad de médico, sino los enfermos, es decir, que Jesús ha venido a llamar a los pecadores —y todos los somos— para que nos convirtamos. Por el misterio de la encarnación del Hijo de Dios toda la «cosecha» de la humanidad ha quedado santificada por las «primicias» de Cristo, muerto y resucitado.

Fray Vito T. Gómez García O.P.

Fray Vito T. Gómez García O.P.
Convento de Santo Tomás (Sevilla)

Soy fraile dominico y me he especializado en teología e historia de la Iglesia. He sido docente en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia y he impartido cursillos, ejercicios espirituales y conferencias en diferentes países de Latinoamérica, Filipinas e Italia. Durante doce años fuí postulador de las causas de canonización de la Orden de Predicadores. Aunque estoy destinado en el convento de Santo Tomás, Sevilla, actualmente presto servicio en el convento de Santo Domingo, Torrente – Valencia. He nacido en las inmediaciones de los Picos de Europa (León), y siempre me ha gustado subir montañas, especialmente en León y Cataluña.

2/7/25

03 DE JULIO : SANTO TOMAS APOSTOL

 





Apóstol del Señor, conocido principalmente por ser protagonista de un pasaje del Evangelio de San Juan en el cual primero duda de la resurreción del Señor y después lo reconoce. Según la tradición predicó fuera de los confines del Imperio romano, en Persia e India donde fundó la primera comunidad cristiana

 El apóstol Tomás aparece dentro de la homogeneidad del cuadro elegido por los sinópticos y por el libro de los Hechos (Mc 3, 13-19 y par.: Hch 1, 13) con alguna variante: emparejado casi siempre con Mateo y, en una ocasión (en el libro ele los Hechos), con Felipe. Esta homogeneidad la rompe el cuarto Evangelio por dos razones: en primer lugar, porque, a excepción de Felipe (Jn 1, 43), ninguno de los apóstoles es llamado directamente por Jesús; teniendo como punto de partida aquellos dos que le seguían, procedentes del discipulado del Bautista, y acuden a él invitados unos por otros. Y, en segundo lugar, porque el Evangelio de Juan toma aparte a alguna de las figuras sobre las que hace recaer un significado especialmente importante. Esto ocurre con Felipe, a modo de ejemplo, y sucede también con nuestro apóstol Tomás, el didimo- o mellizo, que es la traducción griega del nombre hebreo o arameo 'Tomás.

Vamos a morir con Él

Expondremos, en primer lugar, los aspectos destacados por el cuarto Evangelio a propósito de la figura que ahora nos ocupa. Aparece por primera vez en el último tramo de la vida de Jesús, cuando el maestro se decide a subir a Betania para -despertar- a Lázaro (Jn 11, 16). Los seguidores de Jesús manifiestan su desacuerdo ante la decisión que él les acaba de comunicar: -Los discípulos replicaron: "Maestro, hace bien poco que los judíos quisieron apedrearte. y a pesar de ello, ¿quieres volver allá?" La situación embarazosa creada por la decisión tomada por Jesús y los peligros que la misma entrañaba, según la valoración hecha por los discípulos, es superada gracias a la intervención de Tomás, que dice a sus compañeros: "Vamos también nosotros para morir con él"- (In 11. 16).

Este texto merece unas observaciones que juzgarnos importantes:

Es la primera vez que el Evangelio de Juan habla del sufrimiento de los apóstoles a causa del seguimiento de Cristo. Nos hallamos ya muy próximos a los relatos de la pasión. Los discípulos deben familiarizarse con ella, al menos, oír hablar de un acontecimiento doloroso que constituirá el fin de la vida de Jesús. En los sinópticos, Jesús ya había hablado, y frecuentemente, de este final trágico; no así en el Evangelio de Juan.

¿Las palabras de Tomás tienen un sentido más allá de su apariencia, que consistiría en demostrar la lealtad y fidelidad al maestro en un momento tan difícil como el que se cernía sobre él? El interrogante se halla justificado por la interpretación que acaba de hacer Jesús de la muerte de Lázaro: Va a -despertar- -eufemismo que significa resucitar- a Lázaro y ello servirá para que vosotras creáis. No podemos suponer que Tomás comprendiese entonces lo que Jesús acababa de decir. Pero su intervención tiene una clara segunda intención, como lo demuestra el texto que analizaremos a continuación.

Muéstranos el camino

En el discurso de despedida afirma Jesús que ya saben el camino para ir donde él va. En este momento tiene lugar la segunda intervención de Tomás: Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le respondió: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el Padre, sino por mí..." La intervención de Tomás (Jn 14, 5-6), igual que la de Felipe (Jn 14. 8-10) y la de judas (Jn 11, 22-24), en este capítulo de despedida, es funcional. Las preguntas que hacen tienen la finalidad de obligar a Jesús a pronunciarse con toda la claridad posible sobre temas decisivos. Ahí reside su funcionalidad. Los otros discípulos no sabían ni más ni menos que ellos. Estaban todos al mismo nivel. No sabían en absoluto de qué iba la cuestión. Se trata de los interrogantes que deben hacerse todos los discípulos o seguidores de Jesús.

La pregunta de Tomás, que es quien ahora polariza nuestra atención, tiene una profundidad singular: Los discípulos o, más bien, los seguidores de Jesús, y por consiguiente también Tomás, saben dónde va Jesús. A lo largo del Evangelio se halla claramente contestada su pregunta. La partida de Jesús es su retorno al Padre.

El desconocimiento del camino, afirmado por Tomás, lo manifiesta también Pedro: -Señor, ¿adónde vas...? ¿Por qué no puedo seguirte ahora...?- (Jn 13, 36-37). Estos seguidores de Jesús, que todavía no son discípulos -el verdadero discipulado de Jesús comienza con la fe en la resurrección y a partir de ella- están en el mismo error que los judíos: -¿Adónde pensará ir este hombre...? ¿Pensará suicidarse? (Jn 35-36; 8, 22). Jesús ilumina aquella ceguera afirmando, para los que quieren ver, que la fe, el conocimiento del camino de la salvación, es el mismo que ha recorrido el Salvador. Sólo cuando el discípulo conoce el camino del enviado celeste -el retorno victorioso del mundo de los muertos a la plena luz de Dios- puede conocer su propio camino para escapar a la muerte.

El Salvador es, en su propia persona, el camino y la meta, la única posibilidad de acceder al Padre, porque él es el camino, la verdad y la vida. Fuera de él no existe ningún redentor, enviado o revelador.

¡Señor mío y Dios mío!

Evidentemente Tomás, en el momento de la vida terrena de Jesús, no pudo entender el significado tan profundo de estas palabras. Pero la “coacción”, que hizo a Jesús para explicarse de este modo fue la infraestructura sobre la que posteriormente construyó su fe. De momento, desconcierto absoluto, como lo pone de relieve la aparición del resucitado, en ausencia de Tomás, y las exigencias manifestadas a sus compañeros cuando le contaron que habían visto al Señor.

El evangelista subraya la identidad del resucitado con el crucificado. El testimonio de los ángeles, los encuentros y apariciones y, en especial, las exigencias de comprobación por parte de Tomás, son de sumo interés. De ellas se deduce que el resucitado y el crucificado son el mismo, aunque su forma de vida sea diversa. Ambos aspectos son igualmente importantes. De ahí las exigencias de ver y palpar los agujeros de las manos y del costado: insistimos en el interés del evangelista por certificar la identidad. Era imposible reconocer al resucitado: creen ver un fantasma; un viandante cualquiera, el jardinero. Estas apreciaciones subrayan la diversidad en su nueva forma de vida. La resurrección de Jesús no es la vuelta de un cadáver a la vida, sino la plena participación en la vida divina por un ser humano.

El contacto físico con el resucitado no pudo darse. Sería una antinomia. Como tampoco es posible que él realice otras acciones corporales que le son atribuidas, como correr, pasear, preparar la comida a la orilla del lago de Genesaret, ofrecer los agujeros de las manos y del costado para que sean tocados... Este tipo de acciones o manifestaciones pertenece al terreno literario y es meramente funcional: se recurre a él para destacar la identidad del resucitado. del Cristo de la fe, con el crucificado, con el Jesús de la historia.

También intenta poner de relieve el autor del cuarto Evangelio la confesión adecuada de la fe cristiana al citar las palabras de Tomás: Señor mío y Dios mío. Tomás es presentado como representante ele los que no quieren creer sin ver. Vencida su increencia, el evangelista nos lo presenta como modelo de fe. Son sus palabras las que recogen la auténtica confesión de la fe cristiana. En sus palabras, el Evangelio de Juan alcanza su cota más elevada: el reconocimiento de Jesús como Señor y Dios. Con esta claridad sólo se había hablado en el prólogo: la Palabra era Dios (Jn 1, 1). De esta forma todo el Evangelio queda -incluido- nos referimos a la figura literaria llamada “inclusión”, por repetir al principio y al fin lo que es desarrollado en el medio entre ambos- entre estas dos afirmaciones o confesiones de fe. El protagonista es el Hijo de Dios, y la fe descubre esta realidad en un ser humano como nosotros. Él es la última y definitiva intervención de Dios en la historia.

Hechos y Evangelio de Tomás

En el terreno de la hagiografía legendaria merecen especial mención las Actas o Hechos de Tomás, compuestas probablemente en la segunda mitad del siglo tercero en Edesa (Mesopotamia), centro importante del cristianismo en el Oriente. Nos cuentan la predicación de Tomás en Siria, Persia y la India, donde habría sufrido el martirio en Calamina. Los actuales cristianos de rito malabar en la India se precian de haber sido evangelizados por Tomás. En dichas Actas se intentaba justificar los pensamientos gnósticos con la autoridad apostólica. En forma novelada nos cuentan la conversión del mundo material en espiritual. Las influencias gnósticas se encuentran especialmente en las partes poéticas. Pueden ser utilizadas para la reconstrucción del contexto teológico-religioso de la época.

En cuanto al Evangelio de Tomás fue descubierto en el gran complejo de una biblioteca gnóstica el año 1946 en Nag Hammadi (Egipto). Está compuesto por una colección de 114 palabras-sentencias-parábolas de Jesús. En su versión griega se remonta al siglo II. Es claramente de tendencia gnóstica y surgió sobre la base de otras corrientes literarias menos gnósticas. Entre ellas habría que contar con alguna otra colección como la atribuida a Santiago, el hermano del Señor, y otra fuente semejante a la O, presente en los Evangelios de Mateo y de Lucas, y con referencias a las padres de la Iglesia, a los evangelios apócrifos... Su contenido: bienaventuranzas, ayes o imprecaciones, diálogos, parábolas, duplicados, es interesante para la comparación con los Evangelios canónicos frente a los cuales ofrecen variantes importantes. Éstos influyeron, sin duda, en aquél.

Felipe F. Ramos

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO JUEVES 03-07-2025 SAN JUAN 20, 24-29 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».

Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».

Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».

Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

                            Es palabra del Señor

REFLEXION

Hoy, en la fiesta de Santo Tomás, el evangelio nos presenta el encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos y de forma especial con el apóstol Tomás.

Todos tenemos en mente la actitud expresada por él, ante la noticia de la Resurrección contada por los discípulos que estaban en el cenáculo, cuando Jesús se hizo presente. Lo que Tomás expresa ante tal noticia, - (recordemos que Tomás no estaba en el grupo) -, lleva una carga de profundo escepticismo, quizás hasta de profundo dolor, desilusión que le impide creerlos, por el recuerdo del sufrimiento y muerte que contempló hace unos días sobre la persona del Maestro. Hay “algo” que no encaja ni en su mente, ni en su corazón.

Todo este contexto le predispone para formular su exigencia de pruebas tangibles, que reflejan una lucha interna que muchos de nosotros seguro conocemos en momentos concretos de nuestra vida.

La duda de Tomás no parece sea una muestra de incredulidad permanente, sino una expresión de lo que anida en su corazón y le lleva a “desafiar” al mismo Jesús. “Si no veo… si no toco… no lo creo”. 

A los ocho días, Jesús llega y se coloca a su nivel, donde puede hablarle de tú a tú. Esta cercanía, este cruce de miradas, que no recrimina ni reprende, provoca en Tomás esa gran exclamación de fe que el evangelio nos ha transmitido y que tantas veces los creyentes repetimos: “¡Señor mío y Dios mío!” Tomás se derrumba ante tanto amor y Jesús confirma su fe.

El evangelio termina con una mirada de amor universal y una promesa de bendición para el creyente de todos los tiempos: “Bienaventurados los que crean sin haber visto”. Es un recordatorio de que nuestra fe no depende de lo que vemos, sino de confía en las promesas de Dios. 

Hna. Virgilia León Garrido O.P.

Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo