En el calendario del Año Litúrgico, 50 días después de la resurrección de Jesús, nuestra Iglesia Católica celebra la Fiesta de Pentecostés, que es la llegada del Espíritu Santo en la vida de los apóstoles para darles las fuerzas necesarias para que puedan cumplir con la gran misión que que tenían que cumplir: "Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Este día marca el inicio de la Iglesia.
¿Quién es el Espíritu Santo?,
"El Espíritu Santo es
Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que
el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es
tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo
llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la
Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de
amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro
compromiso de vida con Jesús".
· SABIDURÍA:
Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder
juzgarlas rectamente.·
ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender
intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin
sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos
manda Dios.
· CIENCIA:
Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de
acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe
las cosas del mundo.
· CONSEJO:
Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia
determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el
camino del bien.
· FORTALEZA:
Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible
confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos
ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.
· PIEDAD: Es
un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los
hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
· TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad
para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien.
Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y
buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.
Estos dones son regalo de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen.Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.