6/4/25

EVANGELIO LUNES 07-04-2025 SAN JUAN 8, 1-11 QUINTA SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:
«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

La Palabra de Dios nos muestra otro escenario en el que una mujer ha sido sorprendida en adulterio. Los fariseos aprovechan la ocasión para entablar el juicio contra la mujer y de paso con el «Mesías», con el cual no comulgan. Como se suele decir; «matar dos pájaros de un tiro». Y, de este modo, seguir con su conducta de corrupción, de cumplimiento falso de leyes y preceptos que no humanizan, que no dan plenitud, sino que esclavizan. Toda una trama de acciones turbias que de alguna manera justifican con la ley.

Los fariseos, amparándose en la ley, traen ante la presencia de Jesús en el Templo a una mujer, con la intención de que el Mesías, de su veredicto respecto del caso de adulterio. Llevan de alguna manera el caso al Dios de Jesús, para ver, qué planteamiento es el que aplica según el código de preceptos e interpretaciones de la ley, que solían hacer las distintas escuelas rabínicas del momento. Como en su día, hace Jesús, fusionando los mandatos en el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

Por ello, en esta escuela de la misericordia de Dios, el salmo 129, arroja bastante luz, sobre la escena. Jesús, está escribiendo en la arena, y no sabemos muy bien lo que redacta. Pero ese salmo dice: «Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?» (Sal 129) ¿Quién puede mantenerse inocente ante la presencia del que es todo Santo? Sí la fragilidad humana nos lleva en más de una ocasión a tropezar y a caer bajo el pecado de nuestras acciones. Por tanto, la respuesta de Jesús es magistral: que cada uno revise sus acciones y que no esté pendiente de los errores de los demás. Mira primero tus faltas de coherencia, fidelidad, amor, honestidad, y luego podrás dedicarte a otros menesteres. Pero el juicio le toca a un Dios que es «Amor», que conoce, sondea los corazones, que sabe la intención y que de Él procede el perdón, por ello, yo puedo acercarme al Dios que me presenta Jesús, como un Padre que es misericordioso y que le importa por encima de todo el valor de la persona humana, no la gravedad del pecado. Esto no quiere decir, que entonces yo puedo hacer lo que quiera. No, de ninguna manera. Es otra cosa que no entienden los fariseos cristianos, que yo experimentado el abrazo del amor de Dios en mi vida, inmerecido, porque soy ruin, y quiero vivir en la clave que me presenta Jesús: «cada vez que obraste con amor misericordioso con uno de estos pequeños lo hiciste conmigo».

De este modo, caen las piedras de la ley de la mano de los fariseos y se ablanda el corazón insensible al darse cuenta de que todos necesitamos que Jesús tenga compasión de nuestras faltas de amor.


Juan ManuelFray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife)

LECTURAS DEL DOMINGO 06-04-2025 QUINTA SEMANA DE CUARESMA

 

Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 43, 16–21

Esto dice el Señor,
que abrió camino en el mar
y una senda en las aguas impetuosas;
que sacó a batalla carros y caballos,
la tropa y los héroes:
caían para no levantarse,
se apagaron como mecha que se extingue.
«No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino en el desierto,
corrientes en el yermo.

Me glorificarán las bestias salvajes,
chacales y avestruces,
porque pondré agua en el desierto,
corrientes en la estepa,
para dar de beber a mi pueblo elegido,
a este pueblo que me he formado
para que proclame mi alabanza».

                       Es palabra del Señor

Salmo

Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 8-14

Hermanos:

Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.

Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.

Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

Iª Lectura: Isaías (43,16-21): Memoria liberadora

 El texto de Isaías recuerda el momento culminante de la actuación de Dios en el AT: la liberación de Egipto. Aquí, lo sabemos, el pueblo esclavo recibió su identidad en su libertad. Ese es el credo de su fe que se repite de generación en generación. No hay cosa más grande para el pueblo de Dios que recordar esa hazaña liberadora divina. Pues bien, eso se quedará en mantillas ante lo que Dios tiene que hacer por nosotros, por la humanidad, por la historia. Y el Dios que promete una cosa, la cumple. Será ese lenguaje simbólico de la liberación, del paso del mar, del agua y el maná en el desierto, el que se use para anunciar lo nuevo que hará con nosotros.

 Hacer memoria del pasado es bueno, no para la nostalgia, sino precisamente para renovarse. Eso es lo que el Deuteroisaías propone. Las raíces están precisamente en el pasado y no se puede cortar la trama de la historia de un pueblo, de una religión que es en esencia liberadora. Un pueblo sin historia es un pueblo sin raíces; pero la memoria, para ser auténtica, debe hacerse y leerse en clave profética, no precisamente jurídica o nostálgica. Cuando los cristianos leemos la historia de Jesús y la intervención de Dios en su vida, y muy especialmente en su muerte, hacemos memoria profética que muestra que el Dios de Israel, el de Egipto, no se ha dormido, sino que siempre está dando vida donde los hombres sembramos esclavitud o tragedias.

II ª Lectura: Filipenses (3,8-14): La experiencia verdadera del Señor

 Este es uno de los pasajes más íntimos y personales del apóstol Pablo, nos habla de lo que supone para él “haber conocido a Cristo”; por Él todo le parece pérdida, por Él todo lo que en este mundo es relumbrón, le parece una nadería. Lo curioso es que un capítulo tan decisivo como éste de Filipenses se presta a unas ciertas dudas de autenticidad: ¿es de Pablo? ¿no es, más bien, otra carta distinta de lo que venimos leyendo en continuidad desde Flp 1,1-3,1a? Yo me inclino, claramente, por una carta distinta de  la que se puede leer hasta 3,1a. Desde luego, el cambio de tono que se produce en 3,1b no es justificable con el tono entrañable de todo el texto anterior de la carta. Pero de ahí a pensar que Pablo no está hablando con estas palabras, las de la lectura de hoy, a mi entender, no se justificaría. Es un retrato muy personal, muy decisivo, de sus opciones, de su conversión, de cómo dejó de ser un fanático de la ley para ser un “enamorado” de Cristo, de su pasión y su resurrección. No tenemos una descripción de lo que Pablo sintió en su alma al “convertirse” y muchos autores nos dice que ésta es la mejor estampa de lo que el apóstol sintió en su alma al pasar del judaísmo al cristianismo.

 Conocer a Cristo, su evangelio, vivir en el horizonte de la fe pascual  es haber encontrado el sentido de su vida y de la felicidad por la que luchó en el judaísmo. Ahora, dice Pablo, todo es distinto: no tiene que aparentar, ni justificarse a sí mismo, ni intentar ser el primero o el mejor... eso no vale para nada. Eso era lo que vivía antes de su conversión llegando, incluso, a perseguir a los cristianos por tratar de ser el primero de los judíos, como buen discípulo rabínico. Haber “conocido” a Cristo es haber experimentado la fuerza del amor de Dios. No olvidemos que conocer, aquí, no tiene el sentido de “gnosis” o conocimiento intelectual, sino el sentido bíblico de yd‘ y el daat Elohim de los profetas (Os 4,1.6; 5,4; 8,2 ; Jr 2,8; 4,22; 9,2.5 en oráculos de amenaza o bien de salvación: Os 2,22; Jr 31,34 o Is 28,8) experiencia de Dios, de lo santo; o la misma experiencia del amor entre hombre y mujer). Ahora ha sentido la verdadera liberación de todo lo que mata y esclaviza en este mundo.


Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

DOMINGO 6 DE ABRIL : QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

 





Próximos a las fiestas pascuales las lecturas de este V domingo de Cuaresma nos invitan a seguir ensanchando el corazón, a mirar hacia adelante, para adentrarnos en nuestra Semana Mayor reconciliados con Dios y con nuestros hermanos. Este domingo es una invitación para reflexionar cómo estamos viviendo nuestra Cuaresma y qué hemos hecho de ella. Se nos exhorta a vislumbrar lo novedoso de este tiempo de gracia y de salvación.  Además, por activa y por pasiva se nos recuerda en este tiempo que el rasgo distintivo de Dios es ser misericordioso. Experimentar esta gracia de Dios es una invitación a contemplarnos con ojos de misericordia y de igual forma a nuestros hermanos. En especial, ante la realidad del pecado del hombre.

Fr. Raisel Matanzas Pomares

Fr. Raisel Matanzas Pomares
Convento de San Juan de Letrán (La Habana - Cuba)

EVANGELIO DOMINGO 06-04-2025 SAN JUAN 8, 1-11 QUINTA SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:
«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

 El pasaje de la mujer adúltera (muy probablemente un texto de Lucas que en el trasiego de la transmisión de los textos pasó al de Juan), es una pieza maestra de la vida; es una lección que nos revela de nuevo  por qué Pablo hablaba así al haber conocido al Señor. Porque, aunque el Apóstol se refería al Señor resucitado, en ese Señor estaba bien presente este Jesús de Nazaret del pasaje evangélico. El libro del Levítico dice: si adultera un hombre con la mujer de su prójimo, hombre y mujer adúlteros serán castigados con la muerte (Lv 20,10); y el Deuteronomio, por su parte, exige: los llevaréis a los dos a las puertas de la ciudad y los lapidaréis hasta matarlos (Dt 22,24). Estas eran las penas establecidas por la Ley. No tendríamos que dudar de que Dios esto no lo ha exigido nunca, sino que la cultura de la época impuso estos castigos como exigencias morales. Jesús no puede estar de acuerdo con ello: ni con las leyes de lapidación y muerte, ni con la ignominia de que solamente el ser más débil tenga que pagar públicamente. La lectura “profética” que Jesús hace de la ley pone en evidencia una religión y una moral sin corazón y sin entrañas. No mandó Jesús buscar al “compañero” para que juntos pagaran. Lo que indigna a Jesús es la “dureza” de corazón de los fuertes oculta en el puritanismo de aplicar una ley tan injusta como inhumana.

 Vemos a una mujer indefensa enfrentada sola a la ignominia de la mentira y de la falsedad. ¿Dónde estaba su compañero de pecado? ¿Solamente los débiles -en este caso la mujer- son los culpables? Para los que hacen las leyes y las manipulan sí, pero para Dios, y así lo entiende Jesús, no es cuestión de buscar culpables, sino de rehacer la vida, de encontrar salida hacia la liberación y la gracia. Los poderosos de este mundo, en vez de curar y salvar, se ocupan de condenar y castigar. Pero el Dios de Jesús siente un verdadero gozo cuando puede ejercer su misericordia. Porque la justicia de Dios, muy distinta de la ley, se realiza en la misericordia y en el amor consumado. Es ahí donde Dios se siente justo con sus hijos. Presentimos que en la conciencia más personal de Jesús se siente en ese momento, sin decirlo, como el que tiene que aplicar la voluntad divina. Lo han obligado a ello los poderosos, como en Lc 15,1 le obligaron a justificar por qué comía con publicanos y pecadores. Jesús perdona su pecado (¡que nadie se escandalice de su permisividad!), pero de qué distinta forma afronta la situación y el pecado mismo.

 Jesús escucha atento las acusaciones de aquellos que habían encontrado a la mujer perdiendo su dignidad con un cualquiera (probablemente estaba entre los acusadores, pero él era hombre y parece que tenía derecho a acusar), y lo que se le ocurre es precisamente devolvérsela para siempre. Eso es lo que hace Dios constantemente con sus hijos. Así se explica, pues, aquello que decía el libro Isaías de que todo quedará pequeño con lo que Dios ofrecerá a los hombres. Son estas pequeñas cosas las que dejan en mantillas las actuaciones del pasado, aunque sea la liberación de Egipto. Porque el Dios de la liberación de Egipto tiene que ser eternamente liberador para cada uno desde su situación personal. Eso es lo que sucede en el caso concreto con la mujer del pasaje evangélico de hoy. De nada le valía a ella que se hablara del Dios liberador de Egipto, si los escribas, los responsables, la dejaban sola para siempre. Jesús, pues, es el mejor intérprete del Dios de la liberación que se apiada y escucha los clamores y penas de los que sufren todo el peso de una sociedad y una religión sin misericordia.

 ¿Qué significa “el que esté libre de pecado tire la primera piedra”? ¿Por qué reacciona Jesús así? No podemos imaginar que los que llevan a la mujer son todos malos o incluso adúlteros. ¡No es eso! Pero sí pecadores de una u otra forma. Entonces, si todos somos pecadores, ¿por qué no somos más humanos al juzgar a los demás? No es una cuestión de que hay pecados y pecados. Esto es verdad. Pero por muy simple que sea nuestro pecado todos queremos perdón y misericordia. Los grandes pecados también piden misericordia, y desde luego, ningún pecado ante Dios exige la muerte. Por tanto deberíamos hacer una lectura humana y teológica. Toda religión que exige la pena de muerte ante los pecados… deja de ser verdadera religión  porque Dios no quiere la muerte del pecador. Esto debería ya ser una conquista absoluta de la humanidad.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

4/4/25

EVANGELIO SABADO 05-04-2025 SAN JUAN 7, 40-53 IV SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».

Otros decían:
«Este es el Mesías».

Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».

Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.

Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».

Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

Los fariseos les replicaron:
«También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».

Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».

Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».

Y se volvieron cada uno a su casa.

                   Es palabra del Señor

REFLEXION

Ante la vida y la enseñanza de Jesús nadie queda indiferente. Unos le siguen entusiasmados, otros le rechazan con indignación. En el evangelio de hoy aparece claramente este contraste y la polémica  que provoca, especialmente entre los jefes religiosos. Unos le ven como a un profeta, otros ven en él al Mesías. Otros lo rechazan porque el Mesías no puede venir de Galilea. Vemos cómo, cuando un profeta estorba, cualquier motivo vale para quitárselo de encima.

Los sumos sacerdotes y los doctores de la ley, no quieren escuchar a Jesús, están llenos de prejuicios, tienen el corazón endurecido. Están aferrados a su poder y a sus seguridades mundanas. En cambio, la gente sencilla escucha a Jesús con un corazón bien dispuesto que les permite acoger sin barreras su mensaje. Hasta los guardias del templo se quedaron absortos escuchándole y no se atrevieron a apresarle: “Jamás ha hablado nadie como ese hombre”.

Jesús hoy sigue inquietando, atrayendo, cuestionando. Y sus palabras siguen provocando aceptación o rechazo. A veces, sus palabras incomodan porque dice la verdad; otras ponen en crisis al que las escucha. Pero, si se acogen, siempre liberan. Por ello, debemos escuchar la Palabra de Dios con un corazón sencillo, abierto, para que, al acogerla, sea realmente luz que oriente nuestra vida.

Por otra parte, los que seguimos a Jesús no podemos extrañarnos de que nuestra vida provoque la misma reacción en nuestros contemporáneos: suscitar preguntas, incomprensiones y también adhesiones. Ojalá que el testimonio de nuestras vidas sea también luz que ilumine a los hombres de nuestro tiempo.

Sor Cristina Tobaruela O. P.

Sor Cristina Tobaruela O. P.
Monasterio de las Dueñas (Salamanca)

3/4/25

EVANGELIO VIERNES 04-04-2025 SAN JUAN 7, 1-2, 10. 25-30 IV SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.

Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.

Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
«¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».

Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».

Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

                         Es palabra del Señor

REFLEXION

Este evangelio nos muestra a Jesús recorriendo la Galilea, “pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo”. De todas las maneras, le vemos enseñando en el templo. Y allí de manera clara y gritando expuso su pensamiento. Aunque afirma que “a  mí me conocéis y conocéis de donde vengo” reconoce que “yo no vengo por mi cuenta sino enviado por el que es veraz: a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco porque procedo de él y él me ha enviado”. Los judíos reaccionan de manera fuerte: “Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora”.

Lo nuestro, cristianos del siglo XXI, va por otro camino. Queremos aceptar la propuesta del mismo Jesús de instalarse en  nuestro corazón y seguirle en todos los momentos de nuestra existencia.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

2/4/25

EVANGELIO JUEVES 03-04-2025 SAN JUAN 5, 31-47 IV SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.

Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.

Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.

Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.

Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.

¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

Palabras duras de Jesús en este Evangelio. Encontramos a Jesús hablando muy fuerte a los judíos. No han entendido quien es El, ni lo que dice y sobre todo lo que hace. Sus obras son las que atestiguan el Reino que está implantando. Pero los judíos no están entendiendo la novedad de Reino. No entienden algo fundamental: que El, Jesús, está actuando, dejando actuar a Dios a través de Él.

¿Cómo leemos y profundizamos nosotros la Palabra? A veces de forma rutinaria, sin entender, sin estudiar con otros, en grupo para poder tener una interpretación lo más acertada posible con ayuda de todos. La Palabra no es lo que está en el libro. La Palabra tiene que ser VIDA en nosotras, para que esa Palabra actúe, nos interpele y nos empuje a actuar.

 Puede suceder que a veces, actuamos por nuestra cuenta, queriéndonos adjudicar méritos sin dejar actuar a Dios en nosotros y nosotras. Y haciéndolo así, no estamos dejando que se vea la actuación de Dios. No estamos dejando crecer el Reino

El Amor de Dios, que está en toda persona, ha de ser siempre motor de nuestras actuaciones, de nuestras palabras, de nuestras intervenciones en el vivir de cada día. Y para que eso sea así, no nos podemos despistar. 

Hna. Mari Cruz OP

Hna. Mari Cruz OP
Dominica de la Anunciata

EVANGELIO MIERCOLES 02-04-2025 SAN JUAN 5, 17-30 IV SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».

Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.

Jesús tomó la palabra y les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.

No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

                       Es palabra del Señor

REFLEXION

Los judíos (escribas y fariseos) no soportaban que Jesús llamara a Dios “Padre” ya que para ellos era una blasfemia. Y Cristo les explica el por qué de esa afirmación: al fin y al acabo Él es uno con su Padre, y nosotros somos partícipes de esa filiación, somos hijos de Dios. Esta es la gran revolución de la Nueva Alianza: el sabernos amados por el Padre y superar la muerte del pecado a través de la Pasión de Jesús: “Mors morten superavit”, la muerte venció a la muerte. “Los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán” nos dice Cristo.

Jesús nos enseñó como teníamos que tratar a Dios, como debía ser nuestra relación con Él. Cuando los Discípulos le piden que les enseñe a rezar Él les dice: “Padre Nuestro que estás en el cielo…” Aún hoy puede que a muchos nos cueste ver a Dios como nuestro “Abba”, nuestro papá cercano y cariñoso, pero es así. Somos sus hijos, sus criaturas ¿Cómo no iban a querer los judíos matar a Jesús si le estaba dando la vuelta a todo? Incluso se igualaba a Dios y decía ser uno con Él y obrar en su nombre.

Con esta confianza de hijo a padre debemos caminar esta Cuaresma. Hagamos el propósito de tratar a Dios con el cariño y la familiaridad del que sabe que habla con su padre. Saquemos unos momentos al día para ponernos en oración, para contarle nuestras cosas, para pedirle consejo, para decirle lo que nos preocupa. Hagamos este camino con la mirada puesta en la Pascua en la que todos resucitaremos con Cristo, porque como Él mismo nos dice: “Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna” Jesús es uno con el Padre y nosotros debemos ser uno con Él.

D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro