18/6/25

EVANGELIO JUEVES 19-06-2024 SAN MATEO 6, 6,7-15 XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:

“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

Jesús, en el transcurso de su vida habría rezado muchas veces junto a sus paisanos judíos. De entre los grupos religiosos de su tiempo destacaban, como bien sabemos, los fariseos, grupo judío influyente en la época de Jesús, caracterizado por el escrupuloso cumplimiento de la ley, su postura rígida y el rechazo a la nueva forma de entender el judaísmo que Jesús proponía. 

Por otra parte, la oración del Padre Nuestro está enmarcada dentro de un conjunto de enseñanzas que Jesús quiere transmitir a todos aquellos que quieren vivir según los valores del Reino de Dios. No muy lejos de nuestro texto sitúa las bienaventuranzas, síntesis elemental de vida cristiana.

En los versículos anteriores al texto propuesto, Jesús va indicándonos, la forma de realizar una serie de prácticas religiosas, oración, limosna, ayuno, en clara oposición a las prescritas por la ley. “No he venido a abolir la ley sino a dar plenitud” leemos en Mt 5, 17.

En esa línea están los versículos del texto de hoy sobre la oración, en los que no sólo nos alerta de la palabrería farisea usada en las oraciones, sino que nos abre una fuente inimaginable hasta entonces, de posibilidades y matices nuevos en nuestra relación con Dios.

Jesús, que se retira con frecuencia a orar, que descubre su identidad de Hijo y vive en comunión filial con el Padre, con el Abbá, nos deja el legado más precioso, la herencia que nunca hubiéramos podido imaginar, dirigirnos a Dios como nuestro Padre, Padre atento a las necesidades del corazón humano, un Dios con entrañas de misericordia y compasión hacia sus hijos, Dios Padre y a la vez Madre. Jesús nos regala el fruto de su vivencia interior, la manera de relacionarnos con Dios, su confianza filial, hasta decir en los momentos más duros de su vida “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Vosotros rezad así ¡Padre! ¡gran misterio de Amor!

Dice Florentino Muñoz Muñoz en La oración del Padrenuestro” que la oración del Padrenuestro ha pasado de los labios y el corazón de Jesús a sus discípulos”

Si seguimos profundizando en esta bella oración ¡Padre nuestro!  Nuestro, del que está lejos y el de mi lado, del que es de “los míos” y del que no lo es. Si rezamos de corazón el Padre Nuestro, no podemos desentendernos de los demás. Nos sentimos urgidos y comprometidos a vivir la fraternidad, sin despreciar a ningún pueblo o discriminar a alguna raza. A tomar conciencia y despertar en nosotros el espíritu filial. “recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que nos permite gritar: ¡Abba!¡Padre! (Rom 8,15)

Según González de Carvajal en su libro “El Padre nuestro explicado con sencillez” Las primeras invocaciones del Padrenuestro hacen referencia a Dios, El anhelo de la llegada del Reino de Dios ocupa el lugar central. Las invocaciones “santificado sea tu nombre» y «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» equivalen a «venga a nosotros tu Reino».

“Explica lo siguiente: A los judíos les gusta contar la anécdota del rabino a quien anuncian que ha llegado el Reino de Dios. Él abre la ventana, se asoma al exterior y responde: «No es verdad, porque no veo que haya cambiado nada». El estilo de vida de una comunidad cristiana debe mostrar a los demás que «algo» ha cambiado; que se ha inaugurado la praxis del Reino: fraternidad, espíritu de servicio, intimidad con Dios, etc. También debe mostrarlo lo que hacemos. Jesús explicó que el Reino comienza allí donde los enfermos son curados, los pecadores son perdonados y los pobres descubren su dignidad”

Las cuatro invocaciones siguientes se dirigen a la vida concreta de los hombres. Sentimos la fragilidad de nuestra vida y miramos a Dios confiados en recibir de Él la ayuda necesaria para que llegue el pan para todos, nos dé un corazón capaz de pedir perdón y perdonar, porque experimentamos las amenaza y tentaciones que nos impulsan a desvincularnos del evangelio, ¡no nos dejes caer y danos fuerza para librarnos del mal!

Señor y Padre nuestro, ayúdanos a eliminar de esta preciosa oración que recoge tus palabras, la rutina que amenaza muchas veces nuestra vida. Que hagamos de ella, oración prolongada y silenciosa para adentrarnos en el misterio del Padre Dios que nos llama a hacer de esta plegaria, experiencia de oración y compromiso de vida.

Hna. Mariví Sánchez Urrutia

Hna. Mariví Sánchez Urrutia
Congregación de Dominicas de La Anunciata

Soy una religiosa Dominica de la Anunciata nacida en Bilbao hace bastantes años y fui alumna de las Dominicas y catequista en mi parroquia. Ingresé en la congregación siendo bastante joven. Como Licenciada en Ciencias Químicas me he dedicado a la educación con vocación y pasión. He desarrollado tareas directivas tanto en los centros de enseñanza como dentro de la Vida Religiosa. He disfrutado de la vida a través de la misión que he desempeñado y los medios que Dios puso en mis manos y también me gusta disfrutar de la música y el deporte.