Como última cena se conoce la
comida que, en celebración de la pascua, compartió Jesús con sus
discípulos. En ella instituyó la eucaristía,
también llamada comunión, en la cual Cristo deja su
cuerpo y sangre transustanciados en pan y vino, tal como relata Lucas:
“Entonces tomó el pan y, habiendo dado las gracias, lo partió y les dio,
diciendo: ‘Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria
mía’. Asimismo, tomó también la copa, después de que hubo cenado, diciendo:
‘Esta copa es el nuevo convenio en mi sangre, que por vosotros se derrama’”
(XXII: 19-20).