Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera.»
Es palabra del Señor
REFLEXION
No es necesario darle muchas vueltas a este texto. Está muy claro. Las diatribas de Jesús son rotundas y lo hace en voz bien alta: ¡Ay de vosotros escribas y fariseos…! Tan dados ellos a las menudencias, a las pequeñas dádivas del comino, el anís, la menta… las bobadinas de la vida y se olvidan (nos olvidamos) de la justicia, la misericordia y la fidelidad. Tres actitudes fundamentales que uno debe ir aprendiendo desde niño, desde joven, para que de adultos no seamos tiquismiquis y eso nos lleve a la hipocresía. ¡Hay tanto de ello! ¡Hay tanto melindroso en la Iglesia!
Muy puristas en actitudes leguleyas, pero cerramos los ojos a lo fundamental. Mucho ayuno, oracioncillas y gestos pseudo cristianos, y damos la espalda o miramos hacia otro lado cuando se requiere de nosotros una respuesta diáfana y clara.
No es tópico decir: qué estamos haciendo, además de orar por la paz, ante los horrores que a diario vemos en Gaza, Cisjordania, Ucrania, en las pateras, en las actitudes violentas y de rechazo por doquier… Sí, quizá no podamos hacer mucho, todo es muy difícil y no tenemos la solución a nuestro alcance, pero al menos no cerremos los ojos y menos el corazón… Si lo hacemos, el grito de Jesús ¡Ay de vosotros hipócritas…! no ha perdido actualidad.