Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Cuando leemos o escuchamos este Evangelio, en seguida pensamos en los sacerdotes, obispos, políticos, todos los que ejercen autoridad en la vida, y está bien que pensemos en ellos para que, como dice Jesús, hacer lo que ellos dicen aunque ellos no lo hagan… Pero la verdad es que todos caemos en lo mismo: sabemos lo que hay que hacer y lo que se debe hacer y no lo hacemos o hacemos lo contrario, pero eso sí, se lo exigimos a los demás. También Jesús nos advierte de hacer el bien o cumplir la ley para ser vistos por los demás. Cuando hagas el bien, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha (Mt 6,3).