7/10/25

EVANGELIO MIERCOLES 08-10-2025 SAN LUCAS 11, 1-4 XXVII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

Hoy nos enseña Jesús a orar, respondiendo a la petición de los discípulos. Pedir al Padre perdón y poder perdonar, es parte importante de la oración del Padre nuestro. No sé si la más difícil. Detendré aquí mi comentario puesto que hemos comenzado con el perdón que Dios ofreció a los ninivitas arrepentidos. Me pregunto si aquellos hombres y mujeres fueron luego capaces de perdonar como habían sido perdonados.

El pasaje evangélico del deudor perdonado por el rey (Mt 18, 21-35) nos hace dudar. Si pedimos a Dios el perdón que nosotros ofrecemos, mucho me temo que se trata de un perdón encanijado que encaja muy bien en esa sentencia popular que hemos escuchado tantas veces: «Yo perdono, pero no olvido».

El perdón de Dios es cosa muy distinta y lo sabemos por el efecto que produce en nosotros. El perdón nos capacita para el amor. Tal vez Jonás, al obedecer a Dios, no se sintió ni pecador ni necesitado de perdón, de ahí su contrariedad al ver que la destrucción no arrasó finalmente la ciudad de Nínive. Como ejemplo contrario, recordamos a la mujer pecadora que besó y perfumó los pies de Jesús bajo la escandalizada mirada de Simón el fariseo. Ella manifestó su amor valientemente, generosamente, porque generosamente había sido perdonada y al que mucho se le perdonó, mucho amó (cf. Lc 7, 47).

Señor, no nos dejes caer en la tentación de creer que nuestros ‘cumplimientos’ nos hacen merecedores de tu amor. Nadie ama por obligación. Nuestros pobres arrepentimientos nos devuelven un perdón a nuestra medida, no a la de Dios, alejándonos de la extraordinaria experiencia de su amor incondicional.

Dña. Micaela Bunes Portillo OP

Dña. Micaela Bunes Portillo OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Murcia

Soy laica dominica con promesa definitiva desde hace más de dos lustros. Soy viuda y madre de un hijo maravilloso y estoy licenciada en Filosofía y Doctora en Pedagogía. Ejerzo como profesora universitaria especializada en formación docente en enseñanzas regladas. Mi profesión y mi vocación conforman una unidad. El estudio es mi tarea y a él me entrego con alegría y mucha gratitud. También acompaño a personas con problemas de adicciones que me han mostrado rostros humanos desfigurados en los que aprender a reconocer el amor con el que han sido amados.