3/10/25

EVANGELIO SABADO 04-10-2025 SAN LUCAS 10, 17-24 XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»

Él les contestó:
«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»

En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»

Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

Este Evangelio nos habla de la misión, a lo que todos estamos llamados a ser como seguidores del Señor: mensajeros de la Buena Noticia. Vemos que en el pasaje de hoy, los discípulos vuelven muy contentos, quizás impresionados, de la misión que Jesús les ha encomendado: ir y proclamar que el Reino de Dios está ya presente.

Ellos llegan con una fuerte experiencia de haber expulsado demonios, de haber sanado a tanta gente de las garras del enemigo, ¡y es algo increíble! Sin embargo, Jesús les dice que eso no es todo, que ellos están llamados a mucho más, les ha dado potestad para pisotear el mal, están llamados a ser santos. Tantas veces en nuestra vida nos hemos conformado con tan poco… y Jesús nos alienta, nos impulsa, ¡hay mucho más si te dejas hacer por Él!

El Maestro les va formando el corazón, les explica que el éxito no viene de que echar demonios o curar a la gente, todo eso, redunda en el Cielo, y ésta es la verdadera alegría, que todo lo que hacemos, cada obra que hacemos en Su Nombre, tiene resonancia en el Cielo.

Imagínate que te apuntas a un concurso, y estás esforzándote por alcanzar el premio, y de repente te dicen que tu nombre, está ya escrito en la lista de los ganadores… ¡qué gran alegría! Pues con tanta mayor alegría hemos de vivir los cristianos sabiendo que la promesa que nos hizo el Señor ya está cumplida, que nuestro éxito está en tenerle a Él como centro de nuestra vida.

Es lo que nos muestra la vida del santo que celebramos hoy, del gran San Francisco de Asís, que supo dejarlo todo por amor; él, que tenía tanto éxito en lo humano, lo perdió todo para ganar el Cielo, y con él, toda una Orden que sigue a día de hoy proclamando que la paz sólo viene de amar a Cristo, y que la pobreza nos muestra la sencillez de un corazón humilde capaz de alegrarse sólo en las cosas de Dios.

Sor Mihaela María Rodríguez Vera O.P.

Sor Mihaela María Rodríguez Vera O.P.
Monasterio de Santa Ana de Murcia