17/10/25

EVANGELIO SABADO 18-10-2025 SAN LUCAS 10, 1-9 XXVIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

                     Es palabra del Señor

REFLEXION

En este pasaje evangélico se refleja o se deja entrever, que el Señor confía más en nosotros, que nosotros en Él, ya que, sin mucha preparación y con bastantes limitaciones, envía a sus discípulos como embajadores suyos, para predicar la “Buena Noticia”.

Aunque, la mies es abundante y los obreros pocos, el Señor sigue pidiendo que confiemos en Él, porque la obra de la salvación es suya, no obstante, no quiere hacerla sin sus instrumentos, que somos cada uno de nosotros; tampoco desea que nos apoyemos en nuestras seguridades, sino sólo en Él, aún en medio de la oscuridad, el peligro, el hambre o la dificultad, porque Él está por encima de todos estos obstáculos. Anhela y espera que nos lancemos a sus brazos providentes y misericordiosos y nos pongamos en camino, sin descentrarnos ni distrayéndonos con nada que pueda dificultar esta predicación de la persona de Jesucristo.

El anunciar a Jesucristo, su Evangelio, es un mandato, un envío, no vamos por propia iniciativa ni tampoco vamos a donde pretendemos o de la manera que queramos. El Señor nos pide ir de dos en dos, en Comunidad, nunca en solitario.

Unos de los mayores distintivos de los seguidores del Señor, es que tienen paz en ellos y crean paz a su alrededor. Cuando sientes tristeza, zozobra y angustia es que el demonio acecha para perderte y para que desconfíes del Señor.

Un verdadero cristiano no exige nada, sino que acoge y da con gratitud, porque sabe que todo es don de Dios, no una recompensa a su esfuerzo y sacrificio. Si esto lo vivimos en plenitud, dejando al Espíritu Santo, que siga haciendo su obra en cada uno, entonces, el Reino de Dios ha llegado a nosotros.

 Monasterio de Santo Domingo - Dominicas

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San Sebastián