18/11/25

EVANGELIO MIERCOLES 19-11-2025 SAN LUCAS 19, 11-28 XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.

Dijo, pues:
«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:
“Negociad mientras vuelvo”.

Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:
“No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.

Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu mina ha producido diez”.

Él le dijo:
“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.

El segundo llegó y dijo:
“Tu mina, señor, ha rendido cinco”.

A ese le dijo también:
“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.

El otro llegó y dijo:
“Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.

Él le dijo:
“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”. Entonces dijo a los presentes:
“Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”.

Le dijeron:
“Señor, ya tiene diez minas”.

“Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».

Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

                       Es palabra del Señor

REFLEXION

Leíamos el pasado mes de octubre, en el evangelio de San Lucas, como Jesús exhortaba a sus discípulos a estar alegres porque sus nombres estaban inscritos en el cielo. Hoy, en la lectura del segundo libro de Macabeos, hemos meditado sobre el don de la vida que no puede ser arrebatado por ninguna voluntad humana, por poderosa que esta sea. La vida se nos ha regalado como don inagotable.

Otra cosa es acapararla como si fuese de nuestra propiedad, esconderla o enterrarla, para ponerla a salvo. En el caso de los siervos agradecidos vemos cómo permiten que fluya el don recibido para que fructifique, para que el dinamismo de la vida entregada produzca su efecto multiplicador. En el caso del siervo timorato no ocurre así porque quien teme, no confía, no ama. Quien teme, tampoco se siente amado ni se muestra agradecido por el don recibido. Lo oculta para que no le sea arrebatado, como si su mezquino gesto le procurase alguna garantía.

El don nos ha sido entregado para ser ofrecido. Dar lo contemplado es tarea dominicana. Todos nosotros hemos contemplado la entrega de Jesús que sirve a sus discípulos en el lavatorio, que sana a la hemorroísa con su propia energía vital y su propia entrega en el éxtasis contemplativo de la cruz. Nadie le arrebata su vida: la entrega para prorrogar la nuestra hasta la eternidad.

Aquellos que acogen el don de la Vida, sobreabundarán en ella porque saben que sus nombres están inscritos en el cielo. Los que tiemblan temerosos, permanecerán enterrados en sus pobres y pasajeras garantías.

Dña. Micaela Bunes Portillo OP

Dña. Micaela Bunes Portillo OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Murcia

Soy laica dominica con promesa definitiva desde hace más de dos lustros. Soy viuda y madre de un hijo maravilloso y estoy licenciada en Filosofía y Doctora en Pedagogía. Ejerzo como profesora universitaria especializada en formación docente en enseñanzas regladas. Mi profesión y mi vocación conforman una unidad. El estudio es mi tarea y a él me entrego con alegría y mucha gratitud. También acompaño a personas con problemas de adicciones que me han mostrado rostros humanos desfigurados en los que aprender a reconocer el amor con el que han sido amados.