14/11/25

EVANGELIO SABADO 15-11-2025 SAN LUCAS 18 1-8 XXXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».

Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

                              Es palabra del Señor

REFLEXION

Hoy el Evangelio es claro: Jesús nos enseña que es necesario orar siempre sin desfallecer. Porque Dios nos ama infinitamente y siempre nos escucha, aunque a veces parece lo contrario. 

Para enseñarnos la importancia de la oración perseverante, Jesús nos presenta una parábola, cuya protagonista es una viuda. Una mujer que estaba en un momento difícil de conflicto y que necesitaba que alguien atendiera su caso: que le haga justicia frente a su adversario. 

Esta viuda es un ejemplo para nosotros de perseverancia y constancia en la oración: de pedir lo que necesitamos. Ella, tenía todo para perder: un adversario con quien tenía un conflicto y un juez que le ignoraba, daba largas a su petición de justicia; tenía las puertas cerradas. Pero ella a pesar de todas las contrariedades y negativas que se le presentaban, siguió firme en su petición: “hazme justicia frente a mi adversario”, hasta que el juez, movido no por compasión y temor a Dios, sino por quitarse de encima a la viuda, la escuchó; y le hizo justicia. 

El Señor también nos invita en este día a orar sin desfallecer, de vivir en oración continua especialmente en los momentos difíciles, duros de sufrimiento y dolor. En los momentos en que parece que nadie nos escucha, que no hay esperanza, porque todo es contradicción y las cosas van de mal en peor, que no hay posibilidad de nada.  

Dios siempre nos escucha. Por ello, la invitación de Palabra es una llamada a hacer memoria. A ver y reconocer las veces en que Dios obró en nuestras vidas, especialmente en los momentos en que sentimos que ÉL se olvidó de nosotros y no nos escuchó. Él nunca nos ha abandonado. Pues Él ha enviado a su Hijo Jesucristo, para salvarnos. Él nos hizo justicia frente a nuestros adversarios: el maligno, que quería separarnos de Dios. Él nos libró de nuestras enfermedades y de toda esclavitud y nos llevó a Dios. Nos devolvió la dignidad de hijos de Dios para experimentar su vida misma, la vida del cielo. Él nos llamó a su Iglesia, nos eligió para que seamos su pueblo. Por esto, ante esta obra de amor y de todo lo que ha hecho por nosotros el Señor, ¿pensamos que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman ante el día y noche, o les dará largas?  

Jesús es nuestro verdadero modelo de oración constante y perseverante. Jesús, oraba sin desfallecer. Él oraba para dar gracias a Dios. Oraba cuando tenía que tomar una decisión importante. Oraba especialmente en los momentos duros de su misión, donde experimentaba el rechazo y la persecución. Oraba en los momentos de prueba, oró en el momento más crucial de su vida: el momento de su sacrificio en la Cruz. Y si vemos, parece que la vida de Jesús fue un fracaso porque terminó en la muerte. Pero no, su Padre escuchó su oración y no lo abandonó en la muerte. Dios le hizo justicia, ha escuchado su oración, su petición y su fruto es nuestra salvación.  

“¿Cuándo venga el Hijo del hombre encontrará esta fe en la tierra?”  

Pidamos al Señor que nos conceda el don de la fe. Porque si Él no nos concede esta gracia, no podemos.  

No podemos olvidar que hoy celebramos la memoria de nuestro hermano San Alberto Magno. Hombre de oración, de gran sabiduría y contemplación. Que gracias a la contemplación, al estudio de las cosas creadas, descubrió que toda la naturaleza es una obra bellísima de Dios, cuyos reflejos muestran al creador y a Él conducen. San Alberto, por medio del estudio de las ciencias, contemplaba la presencia, sabiduría y esplendor de Dios. Pero sobre todo, la sabiduría y el poder de Dios están de manera especial en el ser humano, creado a su imagen y semejanza, con la capacidad de razonar y de amar y entrar en relación íntima con su creador. Para San Alberto, todo lo creado está llamado a un fin: manifestar la grandeza de Dios y darle gloria y alabanza.  

Hoy, bajo la intercesión de nuestro hermano, pidamos al Señor constancia en la oración, y que sepamos contemplar en todo lo creado la existencia de Dios y también en los acontecimientos de nuestras vidas. 

 Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas

Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas
Palencia

Somos monjas dominicas. Nuestra comunidad está formada por 15 hermanas de tres países diferentes: España, Brasil y Paraguay. Con edades comprendidas entre los 30 y 100 años. Nuestro monasterio, fundado hace 500 años, se ubica frente a la plaza donde se encontraba la casa en la que vivió Santo Domingo de Guzmán en Palencia y frente al Convento de frailes dominicos que fundó él mismo, en su último viaje a España. Estamos unidas a la Santa Predicación por la oración y la penitencia. Cuidamos con esmero de la liturgia, escrutamos con corazón ardiente las Escrituras y estudiamos diligentemente la Verdad Sagrada. Nuestras puertas están siempre abiertas para que la gente comparta nuestra oración y silencio.