20/6/08

SANTIDAD DE VIDA.


En este mes de junio se celebran varios santos, cuyos nombres llevamos nosotros; ese es el motivo por el cual lo llamamos “Mes de los Santos”. Sin duda que para muchos será motivo de celebración. Pero no tenemos que olvidar que la santidad es una invitación que el Señor nos hace, cuando nos dice: “Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto” y, por cierto, Jesús ha dejado la vara muy alta, él mismo nos ha dado ejemplo con su modo de actuar.

Hoy por hoy, la santidad, parece que es una virtud poco valorada por la sociedad, dejándola recluida para los consagrados, “curas y monjas”, cosa que no está mal, pero no tenemos que olvidar que la llamada está hecha a todos los bautizados, ya que formamos parte de este Pueblo de Dios, que es un Pueblo Santo.

Santo tiene que ser el niño en el colegio, el joven estudiante en su ambiente, la dueña de casa tendrá que serlo en su hogar, el hombre de trabajo lo será en la fábrica o en el taller, el vecino tendrá que serlo en el vecindario; todos y cada uno de nosotros tenemos que tratar de ser santos, como Jesús lo pidió.

Podemos decir que la santidad es una escuela de vida que, como tal, tendremos que ir dando los pasos para crecer, día en día, en este proceso. Y como pasa en el colegio, podemos incluso quedar repitiendo, o bien, obtener el primer lugar.

De esta manera todos tenemos que dar ejemplo y mostrar a la sociedad moderna que esta manera de vivir es llevadera aunque exige muchos esfuerzos y renuncias, porque no es fácil conseguirla; solamente con la constancia y la dedicación lograremos acercarnos más al modelo que Cristo nos dio.

Quiero invitar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a mirar a Cristo y ver dentro de sí cómo está nuestro proceso de santidad.

Que Dios los bendiga,

P. Jorge Manríquez V., C.M