28/4/24

29 DE ABRIL : SANTA CATALINA DE SIENA, DOCTORA DE LA IGLESIA

 





Fue una laica dominica y maestra espiritual con una especial capacidad de leer el interior de las personas e ir a la raíz de los problemas. Su misión en la reforma de la Iglesia, dividida por el cisma, y en la reforma de la Orden de Predicadores fue muy eficaz. Es reconocida como doctora de la Iglesia y copatrona de Europa.

Pero, ¿quién fue Catalina de Siena? Catalina nació en el año 1347, el 25 de marzo, día de la Anunciación de la Virgen, que ese año, coincidía con el Domingo de Ramos[1], en una casa de la calle de los Tintoreros, en el barrio de Fontebranda. Sus padres Jacobo Benincasa, tintorero de pieles, hombre devoto, de quien heredó la piedad sincera y la dulzura,  y de Lapa Piacenti, de la que heredó la energía y el tesón, aunque hay que reconocer que de manera más virtuosa. Matrimonio honrado que vivía holgadamente.

Catalina que tuvo una hermana gemela Giovanna, que murió poco después, es la vigésima cuarta hija de los veinticinco hijos que tuvieron sus padres. Su madre pudo criarla personalmente, cosa que no pudo hacer con los otros hijos a causa de sus frecuentes partos. Esto, en cierta manera la vinculó más a su hija, queriendo ejercer en ella una influencia excesiva.

Coinciden sus biógrafos en destacar que era una niña alegre y bulliciosa, y en que su encanto le hacía ser el centro del cariño del círculo familiar y de las amistades. Entre el año 1353-1354, cuando contaba con cinco o seis años, hay un hecho significativo en su vida, lo que la teología moderna llama “la experiencia fundante.”[2] Tiene una visión de Jesucristo, y poco después hace su voto de virginidad. Pero sobre esto volveremos.

A partir de entonces y hasta los 15 años lleva una vida de oración intensa y de sacrificios. Esto acompañado por la lucha familiar por encontrarle marido y su resistencia.

Un año más tarde ingresa como Mantellate, o Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo. Estos años se caracterizan por una intensa vida espiritual, en la que se afianza su relación con Jesucristo, y su fe se ve acrisolada por las sutiles tentaciones.

Sufre difamaciones y calumnias. Se va creando su familia espiritual: Se convierte en consejera de religiosos y nobles, laicos y gente de toda condición.

A la edad de 20 años, tiene la experiencia del desposorio místico con Jesucristo, que la confirma en su fidelidad. Tres años más tarde, cree haber muerto, y despierta con la claridad de los nuevos senderos que le manifestó Dios: Su espíritu experimenta una imperiosa sed de la gloria de Dios y se acrisola su amor a la Iglesia. En esta etapa de madurez, 1371-1372, comienza su actividad política debiendo salir a la luz pública.

Ante su fama creciente, el Capítulo de la Orden de Predicadores reunido en Florencia, la llama para examinarla, y se le asigna como director a Raimundo de Capua, dominico que llegaría a ser Maestro de la Orden y discípulo de la santa. Regresa a Siena –1374- y se dedica en cuerpo y alma a la atención a los enfermos a causa de la Peste Negra. Hasta su muerte será embajadora de la paz entre las ciudades italianas entre sí, y de éstas con el Papa. Intercedió para que éste regresara a Roma.

El 29 de abril de 1380, muere en Roma, ofreciendo su vida por la Iglesia que está dividida por el Cisma de Occidente.

Sor Lucía Caram, O. P.


EVANGELIO LUNES 29-04-2024 SAN MATEO 11, 25-30 V SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

¿Qué sabe el “pequeño” que no saben los “entendidos y sabios”? ¿Qué sabiduría es esa, oculta a los ojos de los eruditos y conocedores de este mundo? Su sabiduría es esta: que esta vida no es la verdadera.

¿Cómo alcanzan los pequeños este saber? ¿Qué tipo de revelación les es comunicada? Los pequeños alcanzan su saber no por estudios enjundiosos, a los que no tienen acceso, sino por la simple experiencia vital, que no le puede ser negada a ningún ser. La captación de la verdad se realiza en el mismo transcurso de la realidad vivida, y porque es experiencia vital que se padece en la carne y en el espíritu, difícil resulta de eludir,  pero también de oponerle argumentos lógicos.

Pero, en fin, ¿quién es pequeño en las categorías de este mundo? Quien no cuenta o cuenta sin más como parte de una masa indefinida y amorfa. Y porque no cuenta, nadie se preocupa por cómo le va en la vida; vida que consiste, en el mejor de los casos, en un “ir tirando”, que no es poco. Retrotraída esta condición del “ser-pequeño”al siglo I en que escribe Mateo, la misma se identifica, la mayor parte de las veces, con el pasar serias estrecheces y sufrir injusticia como experiencia vital cotidiana, cuya mejor expresión es la petición al cielo “danos hoy el pan de cada día”.

En tanto no falle la esperanza, de la vida mal vivida se extraerá, como revelación del deseo de felicidad, el ansía de una verdadera vida, pues vida que no es feliz, ¿acaso merece llamarse vida? ¿No será acaso una agonía más o menos prolongada?

Fr. Ángel Romo Fraile
La Virgen del Camino (León)

27/4/24

DOMINGO 28 DE ABRIL : QUINTO DOMINGO DE PASCUA

 





En este V Domingo de Pascua, la liturgia nos invita a permanecer unido al Señor, alimentándonos de su Palabra y  Vida para dar abundantes frutos como verdaderos discípulos.

Por eso, el Evangelista Juan nos invita a permanecer en Cristo. Permanecer en el Resucitado consiste en permanecer en su amor. No se trata de una permanencia simplemente afectiva y emocional. Es la permanencia práctica y eficaz que crea y sostiene una relación interpersonal. Una relación no se sostiene porque digamos diez veces al día te quiero mucho, sino cuando se  afianza un compromiso con la vida y el bien del otro.

Permanecer en Cristo es también someternos a las tijeras de Dios que poda en nosotros todo aquello que impide el crecimiento y la riqueza de una relación que supera toda frontera. La permanencia regala consistencia, fortalece el sí de nuestra autenticidad y solidez, y hace posible la estabilidad en algo. Ser estables no es estar quietos y sin modificar nada. Ser estable es poder involucrarnos, comprometernos y perseverar en aquello con que nos hemos comprometido.

Las comunidades, las familias y los pueblos saben de Pascuas. Saben de pascuas porque saben de amor. Aparentemente, cuando acontece la Pascua, nada cambiará y el mundo seguirá igual. Pero nosotros, los cristianos, tenemos la certeza de que lo esencial ha cambiado y desde nuestra raíces en el corazón de la tierra, nos resulta más cercano el cielo porque hemos resucitado a una vida nueva, dichosa y plena.

Fray Felipe Santiago Lugen Olmedo O.P.
Casa de Nuestra Señora del Rosario - Montevideo (Uruguay)

LECTURAS DEL DOMINGO 28-04-2024 : QUINTO DOMINGO DE PASCUA

 

Primera Lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 26-31

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles.

Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.

Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.

La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

                                       Es palabra del Señor

Salmo

Sal. 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32 R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.



Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan 3, 18-24

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.

Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.

Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.

Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

                     Es palabra del Señor


REFLEXION

  • Iª Lectura: Hechos de los Apóstoles (9,26-31): El perseguidor es perseguido

 La primera lectura nos presenta a Pablo que, después de su conversión, vuelve a Jerusalén. Sabemos, por el mismo Pablo en Gál 1,16-24, que tuvo lugar a los "tres años", tras una estancia en Arabia (donde se retira a repensar su vida) y su ministerio en Damasco donde había tenido lugar su conversión. Pero Lucas tiene mucho interés en poner pronto en comunicación a Pablo con los Apóstoles (poniendo como anfitrión a su compañero Bernabé) para mostrar la comunión de todos en la predicación del evangelio. Lucas está preparando las cosas para dejar poco a poco a Pablo como protagonista de los Hechos, como aquél que ha de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra. El relato de Hechos deja muchos cabos sueltos desde el punto de vista histórico. Pablo -que vino a Jerusalén para "ver" a Pedro según nos confiesa él mismo en el texto de Gálatas-, tiene ocasión de experimentar que los judeo-cristianos no se fían de él. Los judíos helenistas, como sucedió con Esteban, provocaron un altercado que podía haberle costado la vida. Por eso lo encaminaron hacia Tarso (Pablo dice que estaría catorce años en Siria y Cilicia), hasta que vuelve a Jerusalén para la asamblea apostólica (Hch 15). Lucas insiste mucho, quizás demasiado, en la comunión de Pablo con los de Jerusalén.

 En el texto de hoy es importante poner de manifiesto que Pablo, el perseguidor, ha tenido en el "camino" una experiencia del Señor resucitado, como la han tenido los apóstoles y otros y está en disposición de anunciar la Resurrección, incluso en la misma sinagoga que fue responsable de la acusación de Esteban. Esto es lo que a Lucas le interesa sobremanera: si Esteban ha sido quitado de en medio por los intereses "religiosos" de los responsables, Dios llama a otro (nada menos que al enemigo anterior del evangelio), a Saulo, para anunciar la resurrección y llevar el mensaje a todos los hombres. La Iglesia, los discípulos -todavía no han recibido el nombre de cristianos, como sucederá en Antioquia-, se fortalecerá en la persecución y el sufrimiento. Pero el mensaje de la vida, como corazón del anuncio de la resurrección, ha de transformar el mundo.

  • IIª Lectura: 10 de Juan (3,18-24): El amor a los hermanos criterio de conciencia

 La segunda lectura nos habla de la praxis del amor y de la verdad. La vida cristiana no se puede resolver en la ideología que se mantiene en la cabeza, sino en lo que uno vive de corazón. Para la Biblia, el corazón es la sede de todas las cosas, del pensar y del obrar, y es el corazón el que nos juzga, el que dice si nuestro cristianismo es verdadero o pura ideología. Es la sede de la conciencia y no podemos engañarnos. La religión verdadera comienza siendo una cuestión de fe, pero se muestra en la praxis de una vida donde lo que se cree se ha de llevar a efecto; de lo contrario no habría fiabilidad.

 Lo principal de esta praxis es que la fe en Jesucristo implica necesariamente el amor a los hermanos como El nos ha pedido, como ha exigido a los suyos en el discurso de la última cena: el mandamiento nuevo. Así es como podremos saber que estamos con Dios y que tenemos su Espíritu. El amor a los hermanos, que en la teología joánica es como el amor a Dios, garantiza la verdad de la vida cristiana. El amor a los hermanos es el criterio de conciencia verdadera.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

EVANGELIO DOMINGO 28-04-2024 SAN JUAN 15, 1-8 QUINTO DOMINGO DE PASCUA

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

                  Es palabra del Señor

REFLEXION

 El evangelio de Juan nos ofrece uno de esos discursos llamados de “revelación”, porque en ellos éste evangelista nos muestra quién es El Señor. Se enumera entre los famosos "yo soy" del evangelio de Juan (el Mesías 4,26: el pan de vida 6,35.41.48.51; la luz del mundo 8,12; 9,5; la puerta de las ovejas 10,7.9; el buen pastor 10,11.14; el Hijo de Dios 10,36; la resurrección 11,25; el Señor y el Maestro 13,13; el camino 14,6; la verdad 14,6;la vida 11,25;14:6; el rey de los judíos 19,21. Esto ha planteado, de alguna manera, una “cristología” y un discipulado de exclusividad. Aquí, en este discurso, Jesús se presenta con una imagen que era tradicional en la Biblia, la de la viña. Conocemos un canto de la viña en el profeta Isaías (c.5) que tiene unas constantes muy peculiares: la viña era el pueblo de Dios. Sabemos que la viña está compuesta de muchas cepas, pero la viña no ha dado fruto bueno, es un fracaso, se debe arrancar. Ese es el canto de Isaías. )Lo arrancará Dios? Debemos decir que desde la teología joánica, la respuesta a ese canto es distinta; no es necesario que Dios la arranque: ahora Jesús se va a presentar como la clave curativa para que la viña produzca buenos frutos. Él se presenta como la vid, y todos los hombres como los sarmientos para que sea posible dar buen fruto.

 Pero escuchando su “palabra”, los sarmientos tendrán savia nueva, vida nueva, y entonces llevarán a cabo las obras del amor. Porque fuera de El, de su palabra, de sus mandamientos, no podemos permanecer. Se respira, pues, una gran seguridad frente al acecho de cortar y arrasar: Jesús está convencido que permanecer en El es una garantía para dar frutos. El *permanecer+ con El, el vivir de su palabra, de sus mandamientos, de su luz, de su vida, hará que la viña, el pueblo de Dios, vuelva de nuevo a ser el pueblo de la verdadera alianza. Con esto se complementa la enseñanza de la epístola en la que se propone a los discípulos permanecer en Dios. El camino para ello es permanecer en Jesús y en su evangelio.

 La fórmula "permaneced en mí y yo en vosotros", muy típica de este evangelista, define la relación del discípulo con Jesús como una reciprocidad personal. Esa relación personal con Jesús es la condición indispensable para dar fruto. La transformación teológica que se opera desde la imagen de la viña de Israel a esta propuesta simbólica del evangelio de Juan es muy peculiar. Una viña está compuesta de muchas cepas que, una a una, tienen su vida propia y que no tienen comunicación entre si. En el caso de la simbología de la viña de Juan la cepa, que es Jesús, hace que los pámpanos estén unidos a la cepa, a Jesús. Como Jesús es la vida, y la luz, y el Hijo, entonces estar unido a El es tener vida.

 Se trata de un discipulado o de una comunidad intimista como algunos han señalado? No podemos negar que el evangelio de Juan es de este tenor. El "seguimiento" de Jesús no se expresa de la misma manera, v.g. que en Lucas, que es seguirle “por el camino”. Los discursos y las fórmulas de revelación del "yo soy" de esta teología joánica no dejan otra opción. Bien es verdad que eso no significa que la "exclusividad" de Jesús, el Hijo de Dios, no permita que esa luz de Jesús y esa vida que El ha traído precisamente, se convierta en un círculo de discípulos elitistas o excluyentes. Esa luz de Jesús y esa vida tienen muchas formas de manifestarse y de hacerse presente. Pero no es cuestión de exclusivismo, sino de confianza; la confianza de que en Jesús y con Jesús, el Señor, encontraremos la vida verdadera.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)


26/4/24

EVANGELIO SABADO 27-04-2024 SAN JUAN 14, 7-14 IV SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

Da toda la impresión de que Jesús fue hablando de temas importantes a sus apóstoles poco a  poco, cuando lo creyó oportuno. Uno de estos temas fue el del Padre. Jesús les habló de su Padre Dios en más de una ocasión, pero no parece que los discípulos entendieran todo lo que les decía de él. En este pasaje evangélico, el apóstol Felipe le pide que se deje de rodeos y les muestre claramente al Padre.

Y es entonces cuando le explica a Felipe, y a sus discípulos y a todos nosotros, la unión íntima que hay entre el Padre y él, algo a lo que nosotros, por nosotros mismos, nunca hubiésemos llegado: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre… ¿no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”. En otros momentos, hablándoles del Espíritu Santo les revelará que es también Dios y que está a la altura del Padre y del Hijo. De esta manera nos revela que el Único Dios son tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, a las que podemos acudir indistintamente con la convicción de que seremos escuchados, como nos indica  Jesús de sí mismo: “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

25/4/24

EVANGELIO VIERNES 26-04-2024 SAN MATEO 5, 13-16 IV SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».

                                           Es palabra del Señor

REFLEXION

Estos versículos del 13 al 16 forman parte del capítulo 5 que comienza con las bienaventuranzas. Palabras que nos perforan el alma, pues es la expresión  de lo vivido por Jesús de Nazaret; todo un  programa de vida para nosotras sus seguidoras. Son ellas las que nos harán, si las vivimos, esa “sal” que da sabor a la humanidad y esa “luz” que iluminará la historia.

Como dice J.A.Pagola: “Esta es la identidad de las personas seguidoras de Jesús. No vivirán para sus propios intereses. No han de pensar en su dinero, su prestigio o su poder. Su presencia en medio de las gentes será profética. Serán “la sal” que necesita la tierra y la “luz” que necesita el mundo. Introducirán la fuerza sanadora de Jesús y la luz de su proyecto del reino de Dios”.

¡Alumbre vuestra luz!, ¡Que brillen vuestras vidas, no vuestras doctrinas! Demostrar que es posible el amor y la compasión. Buscad la justicia de Dios. Sed mis profetas, no solo con palabra, sino, con vuestras obras.

Como recuerda el Papa Francisco: “La Iglesia-Comunidad de Jesús, no es una fortaleza cerrada, es una Iglesia-Comunidad en salida”. De manera que con esta esperanza,  podamos compartir esa luz que ilumina y esa sal que da sabor.

Toda la creación lleva dentro de sí la luz que la engendró y el sabor que da sentido a nuestro vivir.

Hna. María del Mar Revuelta Álvarez
Dominica de la Anunciata

24/4/24

25 DE ABRIL : SAN MARCOS EVANGELISTA

 





Según reconoce ya la antigua tradición cristiana, San Marcos es un discípulo atento y un estrecho colaborador del apóstol Pedro. La tradición más antigua atribuye a Marcos la redacción del segundo de los Evangelios sinópticos. Es un modelo de escucha y transmisión de la palabra de Dios.

Nos encontramos con la figura de Marcos en una escena que nos evoca la situación de la primera comunidad cristiana en Jerusalén. Pedro había sido apresado y encarcelado por Herodes en los días de los ácimos. Mientras estaba en la cárcel, la comunidad oraba insistentemente por él a Dios. La noche previa a su juicio público, fue liberado misteriosamente de la prisión por el ángel del Señor. Consciente de su situación, se dirigió a casa de María, madre de Juan por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos hermanos reunidos en oración. El relato no deja de anotar el nombre de Rosa, la joven que bajó a abrir a Pedro la puerta de entrada (cf. Hch 12, 12).

Como era habitual, el hijo de aquella familia hospitalaria lleva dos nombres: Juan Marcos, el primero es de origen hebreo y el segundo, a modo de sobrenombre, de origen romano. Es bastante conocido a través de los escritos apostólicos, aunque nos quedan grandes lagunas sobre su vida y su actividad.

El evangelizador

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice que Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalén a Antioquía trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos (cf. Hch 12, 25). En esta ciudad, Bernabé y Saulo serían elegidos para llevar a cabo una misión evangelizadora. Bajaron, en efecto, a Seleucia y desde allí tomaron una nave hasta Chipre. Con ellos viajaba también Juan Marcos. Y con ellos atravesó la isla desde Salamina hasta Pafos (cf. Hch 13, 4-59). Desde allí volvieron al continente, desembarcando esta vez en Atalía –actual Antaliaque era el puerto natural de la ciudad de. Perge. Pablo tenía la intención de subir a las ciudades de la meseta: Iconio, Listra y Derbe. Sin embargo, a Juan Marcos debió de parecerle excesivamente arriesgado aquel proyecto de misión y abandonó a Pablo y Bernabé para regresar a Jerusalén (cf. Hch 13, 13).

Cuatro años más tarde, tras el llamado Concilio de Jerusalén, Bernabé logró convencer a su pariente Marcos para que lo acompañara a Antioquía. Su presencia desata una discusión entre Pablo y Bernabé. El primero, que recuerda con desagrado el abandono de Marcos, inicia por su cuenta su segundo viaje misional que terminará llevándole a Tróade, Filipos, Atenas y Corinto. Mientras tanto, Bernabé acepta complaciente la compañía de Marcos y emprende con él un segundo viaje misional a la isla de Chipre (cf. Hch 15, 36-40).

Después de unos doce años, en los que nos es difícil rastrear su presencia, volvemos a encontrar a Marcos, esta vez en Roma, como lo atestigua la primera Carta de Pedro, en la que se le califica cariñosamente como hijo del príncipe de los apóstoles (cf. 1P 5, 13). Marcos, como reconoce toda la antigua tradición cristiana, es un atento discípulo y un estrecho colaborador del apóstol Pedro.

Al mismo tiempo, Pablo parece haber superado sus antiguos recelos respecto a Marcos. De hecho, en la Carta a Filemón (24) lo presenta entre los que colaboran con él durante su primera prisión en Roma. Más explícita es la Carta a los Colosenses, en la cual el autor envía saludos de parte de Marcos, primo de Bernabé, que junto con un tal Jesús, llamado «el Justo', colabora con él por el reino de Dios y constituye para él una fuente de consuelo. El autor de la carta no duda en recomendar a Marcos a la hospitalidad de los habitantes de Colosas (cf. Col 4, 10-11). Más tarde, durante su segunda cautividad en Roma, Pablo, ya cerca del final de su vida, ruega a Timoteo que traiga consigo —de Éfeso o de Macedonia, donde debía encontrarse— a Marcos, «pues le es muy útil para el ministerio» (2Tm 4, 11).

El evangelista

La tradición más antigua atribuye a Marcos la redacción del segundo de los Evangelios sinópticos. Este relato, dedicado a presentarnos «el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios« (Mc 1, 1), refleja con asombrosa fidelidad los rasgos humanos de Jesús y, a través de sus páginas, es posible intuir una larga y fiel convivencia del autor junto al apóstol Pedro.

Precisamente en este Evangelio encontramos un detalle que puede ser significativo sobre la identidad de su autor. La noche en que Jesús fue prendido en el huerto de los Olivos todos sus discípulos lo abandonaron y huyeron. Todos, excepto un joven que le seguía cubierto sólo con un lienzo. Cuando los guardias trataron de detenerlo, el joven dejando el lienzo, se escapó desnudó (cf. Mc 14, 51-52). Muchos comentaristas ven en este joven al mismo evangelista que podría haber tratado de seguir a Jesús en el momento de su detención. La posibilidad queda ahí, sugerente corno una parábola. Si fuera verdadera, el joven Marcos sería para las comunidades cristianas antiguas y modernas todo un símbolo del seguimiento de Jesús a pesar de las dificultades y de la persecución.

Algunas tradiciones hacen de Marcos el fundador de la Iglesia de Alejandría. Cuando en el año 820 los comerciantes venecianos se llevaron a su ciudad los restos del evangelista, ya habían recibido veneración durante al menos cinco siglos en Bucoles, en el litoral alejandrino. Sin embargo, otra tradición fundada en las Crónicas de Hipólito de Roma (siglo II1) afirmaba que el cuerpo del evangelista había sido quemado después de su muerte.

Marcos, el joven seguidor clandestino de Jesús, educado en el hogar que acoge a la primerísima comunidad cristiana y discípulo de los dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo, se muestra a todos los cristianos como modelo de escucha y transmisión de la palabra del Señor. Discípulo de los discípulos primeros, es para nosotros testigo de la fe en la divinidad de Jesucristo y en su humanidad salvadora.

José-Román Flecha Andrés

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO JUEVES 25-04-2024 SAN MARCOS 16, 15-20 IV SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

Somos predicadores de la misericordia en un mundo lleno de violencia. Esta afirmación se la escuché al Padre Rodríguez Fassio en uno de los encuentros de Familia dominicana celebrados en Caleruega (Burgos) y me sirve como introducción al comentario del final del Evangelio de san Marcos. En él, se narra una de las apariciones de Jesús resucitado a los apóstoles. No se podía cerrar su Evangelio sin este añadido por el que conocemos su mandato y su envío: proclamad la alegría del Evangelio en el mundo entero, proclamadlo hasta que se os escuche en toda la creación. Parece un texto apresurado, además de necesario. Apresurado pues Jesús nos llama al seguimiento de su misión antes de su ascenso definitivo a los cielos. Antes de sentarse a la derecha de Dios nos envía a recorrer los caminos que él mismo había recorrido, instándonos a llegar más allá.

Estamos en la Pascua de la Resurrección del Señor, un nuevo tiempo de conversión en el que nos detenemos en las estaciones marcadas por los encuentros con Jesús resucitado: un nuevo camino de gozo, la nueva cuarentena que recorremos hasta la fiesta de la Ascensión. Alegrarnos sinceramente con Jesús resucitado es querer asociarnos a su gozo hasta hacerlo nuestro, algo bastante más extraño en nuestras prácticas piadosas que acompañar a Jesús en su dolor. Nuestra religión es la religión del gozo (Louis Evely). El Evangelio es la mejor noticia, esa que nos impele a abandonar nuestro asedio interior, nuestro desánimo y nuestra cabizbaja mirada, pues somos mensajeros de la alegría de la Resurrección.

La Ascensión del Señor es una fiesta porque Jesús no se marcha de nuestro lado. En el texto de los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos dice que una nube lo ocultó desapareciendo de la vista de los allí presentes, aunque solo de su vista. Se trata de una desaparición que augura una presencia oculta asociada a su promesa de no dejarnos solos. Y recuerdo las hermosas palabras de despedida de Jesús, tomadas del Evangelio de san Juan:

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros (Jn. 14, 18-20)

Invocamos al Espíritu Santo deseando sinceramente su venida pues sabemos que los deseos de Dios, aposentadores son de Dios (San Juan de Ávila).

Dña. Micaela Bunes Portillo OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Murcia

23/4/24

EVANGELIO MIERCOLES 24-04-2024 SAN JUAN 12, 42-50 CUARTA SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».
                                  Es palabra del Señor

REFLEXION

“En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo”. Un relato evangélico denso, donde cada palabra nos adentra en el misterio y misión del Verbo, el compendio de su buena nueva:  El, es la imagen visible del Dios invisible, la Palabra de amor y misericordia pronunciada por el Padre sobre la humanidad cuando vio que la obra de sus manos era una obra muy buena. Por eso el grito de Jesús no es tanto un grito audible. Lo que estaba compartiendo con ellos, no era una simple parábola, o un discurso cualquiera, ¿quién de sus oyentes entendería este mensaje como para predicarlo a gritos?, ni los mismos apóstoles entendieron nada.  La palabra “gritó” aparece en los tres evangelios sinópticos en el momento de entregar su vida en las manos del Padre en la cruz. ¿Quién puede creer que un hombre torturado, desde el jueves en la noche, azotado, llevando una pesada cruz a lo largo de un trecho tendría fuerzas, clavado en la cruz, para gritar como un superhombre? . San Juan no menciona este grito de Jesús en la cruz, si lo menciona en el capítulo 7, 37-38 cuando invita a descubrir en El, el agua viva. El grito de Jesús tanto en los sinópticos como en san Juan es un grito Trinitario. Los evangelistas comparten la experiencia profunda de un Dios hecho carne, que asumió nuestro pecado y que murió y resucito para devolvernos la belleza original y presentarnos al Padre como su mejor trofeo. Al comenzar la cuaresma vimos como en el relato evangélico de las tentaciones Jesús, es llevado al desierto por el Espíritu, la misión de Cristo es una misión Trinitaria. El Padre le envía: “el Padre me ha dicho lo que he de decir... y sé que su mandato es vida eterna”. Es el grito del amor y la compasión. Es un grito “esencial”, está compartiendo su identidad más profunda, lo mas profundo de su ser, El y el Padre son una sola cosa, nos está abriendo el corazón y descubriendo su secreto, no da voces, habla desde el corazón fortalecido por el Padre para dar la vida hasta el extremo. “Lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre”. Es el grito “cósmico” del corazón del Verbo, que ha roto las cadenas que esclavizan al mundo. Su misión es descubrimos desde su amor hasta el extremo el rostro del Padre en El: “el que me ve a mi ve al que me ha enviado”.

Nuestra misión como cristianos/as es amar hasta el extremo al que nos lleve la fidelidad a su amor y mostrar a través de esa fidelidad que Dios es Padre. Porque la resurrección no es el relato de un milagro sino la fuerza imparable de un Amor Trinitario que envuelve a la humanidad y la embellece.

Sor Mª Ángeles Martínez, OP
Monasterio Inmaculada de Atacama, Copiapó – Chile











22/4/24

EVANGELIO MARTES 23-04-2024 SAN JUAN 10. 22-30 CUARTA SEMANA DE PASCUA





Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

El evangelista San Juan siempre, desde el prólogo, nos habla cómo la luz ha venido al mundo, pero cómo las tinieblas, no la dejan iluminar, brillar. Es la cerrazón de las personas que, o no quieren verla o sus intereses, sus costumbres y ritos la ocultan. Por eso no la recibieron.

En el pasaje evangélico de hoy, se nos narra una de las razones ante el planteamiento que le hacen los judíos. Jesús está en Jerusalén, donde con motivo de la fiesta, acuden de todos los pueblos judíos devotos. Estos ante el personaje que pasea por el pórtico del templo, del que han oído y del que hay distintas versiones, quieren que les aclare su verdadera identidad. Eran devotos y todos estaban expectantes ante la venida del Mesías. De ahí la pregunta. Están inquietos y se les ve que se sienten mal, ante esta situación de inquietud. ¿Será o no será el mesías que esperamos?  Lo mismo nos pasa a nosotros, a veces, ¿Será verdad todo lo que sabemos de Jesús? Queremos saber, descubrir la fuerza que hay detrás de ese personaje. Ese personaje siempre resulta un interrogante. Su manera de comportarse con los demás resulta chocante, no normal.

La respuesta de Jesús les remite a que descubran lo que hace  y cuál es su intención. Enseñar y liberar a las personas de su cerrazón, de sus males de todo aquello que no les hace felices. Lo hace por mandato de Dios su Padre. Quiere traer luz a la humanidad, pero nosotros preferimos las tinieblas, por eso les dice y nos dice que lo vemos, lo sabemos, pero no creemos.

Para descubrir su identidad hay que ser de sus ovejas, que escuchan su voz, pues es como el pastor que las conoce, nos conoce, nos cuida nos cura y carga con nosotros y nos busca cuando nos perdemos.

Este tiempo de Pascua es una escuela para aprender la voz del buen pastor, que es el enviado de Dios que vive en el Padre y muere para dar vida. Entrar en este misterio nos lleva a saborear la vida de entrega y el triunfo de esa entrega.

Señor Jesús, buen pastor condúcenos, hoy, entre las obscuridades que impiden verte como luz que iluminas nuestra vida. Abre nuestros oídos para escuchar tu voz conocida y defiéndenos de nuestra cerrazón de corazón. Danos tu Espíritu Santo para anunciar tu Resurrección.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)