27/4/24

DOMINGO 28 DE ABRIL : QUINTO DOMINGO DE PASCUA

 





En este V Domingo de Pascua, la liturgia nos invita a permanecer unido al Señor, alimentándonos de su Palabra y  Vida para dar abundantes frutos como verdaderos discípulos.

Por eso, el Evangelista Juan nos invita a permanecer en Cristo. Permanecer en el Resucitado consiste en permanecer en su amor. No se trata de una permanencia simplemente afectiva y emocional. Es la permanencia práctica y eficaz que crea y sostiene una relación interpersonal. Una relación no se sostiene porque digamos diez veces al día te quiero mucho, sino cuando se  afianza un compromiso con la vida y el bien del otro.

Permanecer en Cristo es también someternos a las tijeras de Dios que poda en nosotros todo aquello que impide el crecimiento y la riqueza de una relación que supera toda frontera. La permanencia regala consistencia, fortalece el sí de nuestra autenticidad y solidez, y hace posible la estabilidad en algo. Ser estables no es estar quietos y sin modificar nada. Ser estable es poder involucrarnos, comprometernos y perseverar en aquello con que nos hemos comprometido.

Las comunidades, las familias y los pueblos saben de Pascuas. Saben de pascuas porque saben de amor. Aparentemente, cuando acontece la Pascua, nada cambiará y el mundo seguirá igual. Pero nosotros, los cristianos, tenemos la certeza de que lo esencial ha cambiado y desde nuestra raíces en el corazón de la tierra, nos resulta más cercano el cielo porque hemos resucitado a una vida nueva, dichosa y plena.

Fray Felipe Santiago Lugen Olmedo O.P.
Casa de Nuestra Señora del Rosario - Montevideo (Uruguay)