22/4/24

EVANGELIO MARTES 23-04-2024 SAN JUAN 10. 22-30 CUARTA SEMANA DE PASCUA





Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

El evangelista San Juan siempre, desde el prólogo, nos habla cómo la luz ha venido al mundo, pero cómo las tinieblas, no la dejan iluminar, brillar. Es la cerrazón de las personas que, o no quieren verla o sus intereses, sus costumbres y ritos la ocultan. Por eso no la recibieron.

En el pasaje evangélico de hoy, se nos narra una de las razones ante el planteamiento que le hacen los judíos. Jesús está en Jerusalén, donde con motivo de la fiesta, acuden de todos los pueblos judíos devotos. Estos ante el personaje que pasea por el pórtico del templo, del que han oído y del que hay distintas versiones, quieren que les aclare su verdadera identidad. Eran devotos y todos estaban expectantes ante la venida del Mesías. De ahí la pregunta. Están inquietos y se les ve que se sienten mal, ante esta situación de inquietud. ¿Será o no será el mesías que esperamos?  Lo mismo nos pasa a nosotros, a veces, ¿Será verdad todo lo que sabemos de Jesús? Queremos saber, descubrir la fuerza que hay detrás de ese personaje. Ese personaje siempre resulta un interrogante. Su manera de comportarse con los demás resulta chocante, no normal.

La respuesta de Jesús les remite a que descubran lo que hace  y cuál es su intención. Enseñar y liberar a las personas de su cerrazón, de sus males de todo aquello que no les hace felices. Lo hace por mandato de Dios su Padre. Quiere traer luz a la humanidad, pero nosotros preferimos las tinieblas, por eso les dice y nos dice que lo vemos, lo sabemos, pero no creemos.

Para descubrir su identidad hay que ser de sus ovejas, que escuchan su voz, pues es como el pastor que las conoce, nos conoce, nos cuida nos cura y carga con nosotros y nos busca cuando nos perdemos.

Este tiempo de Pascua es una escuela para aprender la voz del buen pastor, que es el enviado de Dios que vive en el Padre y muere para dar vida. Entrar en este misterio nos lleva a saborear la vida de entrega y el triunfo de esa entrega.

Señor Jesús, buen pastor condúcenos, hoy, entre las obscuridades que impiden verte como luz que iluminas nuestra vida. Abre nuestros oídos para escuchar tu voz conocida y defiéndenos de nuestra cerrazón de corazón. Danos tu Espíritu Santo para anunciar tu Resurrección.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)