18/1/22

EVANGELIO MIERCOLES 19-01-2022 SAN MARCOS 3, 1-6 II SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 




En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenia la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

                                     Es palabra de Dios

REFLEXION

Una vez más, en el evangelio de hoy aparece la cuestión del sábado. Según la ley judía muchas cosas no se podían hacer en sábado, que era el día más dedicado al Señor. Los fariseos interpretaban que no se podía ni curar a los que sufrían alguna limitación y, por eso, “estaban al acecho” a ver si Jesús curaba al hombre que sufría parálisis en un brazo. Jesús para hacerles ver hasta dónde llega el sábado y sus prohibiciones, les plantea una pregunta: “¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?”. Pocas veces nos muestra el evangelio a Jesús con “una mirada de ira y dolido por la obstinación de los fariseos”, a los que no convenció de su equivocada postura, pues después de que Jesús curara al paralítico, “salieron de la sinagoga y se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él”.

Apoyándonos en esta escena, nos es fácil imaginarnos a Jesús haciéndonos la misma pregunta a nosotros: ¿Qué está permitido en sábado… y todos los días de la semana? Por supuesto hacer el bien y nunca el mal, que para nosotros podemos traducir en seguir a Jesús todos los días de nuestra vida por el camino que él ha andado. De esta manera, la vida y la vida en abundancia aflorará en nuestro corazón. 

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)