En aquel tiempo, Jesús, llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para curar enfermedades y expulsar espíritus inmundos, y así dar muestras de la inmensa misericordia que ofrece el anuncio del Reino de los Cielos.
Llama la atención cómo los doce se convierten en los representantes del “Nuevo Israel”, de la nueva situación que se crea con la llegada del Reino de Dios, por eso los capacita para que, en su nombre, quiten todo tipo de sufrimiento a todos los que han abandonado la senda de la Palabra de Dios, las ovejas descarriadas de Israel.
Nombra a cada uno de ellos, como muestra de su importancia ante la comunidad y reconociéndolos como ayudantes de Jesús, para el anuncio del Reino. Entre ellos figura Mateo, publicano recaudador de impuestos, profesión odiada y considerada impura para los judíos observantes, pero dando a entender que en el Reino de Dios todos son bien acogidos, si están dispuestos a aceptar la Palabra, no teniendo, pues, el pasado de cada uno, sino su disposición a vivir una vida nueva.
¿Es necesario tener un ”currículum impecable” para anunciar la Buena Noticia? ¿Pensamos, más bien, que vale más la disponibilidad y la confianza ciega en Jesús? ¿Somos sembradores de misericordia?