31/5/23

EVANGELIO JUEVES 01-06-2023 SAN MATEO 26, 36-42 OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
« ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

                                     Es palabra de Dios

REFLEXION

Ambiente de intimidad en el huerto de los olivos. Jesús, como en tantas ocasiones se retira para abandonarse en las manos del Padre. Lleva consigo al grupo de los íntimos, en un momento de trascendental importancia, se debate entre la vida y la muerte: «Mi alma está triste hasta la muerte». Necesita experimentar la compañía de los suyos en ese momento: «Velad conmigo». Estad despiertos a las necesidades de los que te necesitan, de los sufrientes.

Getsemaní como lugar de encuentro con la voluntad del Padre. Getsemaní, lugar en el que lo humano se revela en contra de la cruz, del dolor, del sin sentido: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz». Getsemaní lucha interna, donde parece que todo es oscuridad y tiniebla. Los amigos, los próximos: «¡Dormidos!» Qué vacío tan grande: ¿No habéis podido velar una hora conmigo? El silencio de Dios en la oscuridad de la prueba. Todo parece que ha caído bajo el peso del «cordero llevado al matadero». No hay salida posible.

La batalla interna de Getsemaní sigue adelante. Cuesta mucho hacer todo el proceso de entrega total. De poner toda tu vida en las manos de Dios: «Padre mío, si es posible…»; «Padre mío, si este cáliz…» Hasta la aceptación total de la cruz. De la misión. Beber el trago amargo: «Hágase tu voluntad». Por amor, pongo mi vida en tus manos. El Sumo Sacerdote ha comprendido el proceso de su vida de servicio: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Jn 10,10-11). El cordero del sacrificio, que acaba con la tiniebla del pecado y da la vida para que otros se beneficien de una vida en el Amor.

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife)

30/5/23

EVANGELIO MIERCOLES 31-05-2023 SAN LUCAS 1, 39-56 OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

                                   Es palabra de Dios

REFLEXION

En el evangelio de hoy Lucas nos narra cómo tras el encuentro de María con el ángel Gabriel, se pone en camino, con prontitud, a una ciudad de Judá a casa de Zacarías. El episodio de la visita de María a Isabel está narrado según el modelo que aparece en 2 Sam 6,2-16 sobre el traslado del arca. En ambos relatos se suceden las manifestaciones de gozo, David y todo Israel “iban danzando delante del arca con gran entusiasmo”(v.5), y como el niño en el seno de Isabel “empezó a dar saltos de alegría”(v. 41.44). María percibe la invitación a salir de sí misma, de su ciudad, aponerse en camino para que se reconozca la noticia de ser portadora de la Gloria de Dios, de su Presencia.

Lucas le da gran importancia al saludo que María dirige a Isabel (es mencionado tres veces Lc 1,40.41.44) y las reacciones que provoca: el niño salta de gozo en el seno de Isabel y ella misma queda llena del Espíritu Santo. Lo anunciado se está cumpliendo. El salto de gozo es para Lucas expresión del gozo de los tiempos mesiánicos. María a su vez, es saludada en su nueva condición: Bendita entre las mujeres y “madre de mi Señor”. Isabel la proclama “bendita entre las mujeres” a causa de su fe en contraste con la incredulidad de su marido, Zacarías. El título de “la madre de mi Señor” (v.43) hace referencia a aquel a quién Dios ha constituido Señor y Mesías. Y todo esto es en cuanto a creyente, figura de una verdadera discípula. Ser discípula implica servir al Salvador, ponerse al servicio de la palabra de vida, una vida que brota, y que es reconocida en el seno de una estéril.

María es llamada también bienaventurada, dichosa por ser creyente. Ella ha creído como Abraham. La fe le da la palabra y la movilidad. María es discípula y se pone al servicio de su Hijo; su voz, su saludo transforma a Isabel y suscita la alegría de los últimos tiempos. Y es en este momento cuando María proclama su Magníficat.

El cántico está ambientado en la casa de Zacarías (Lc 1,40) y constituye la respuesta de María a las palabras de Isabel. Los protagonistas son respectivamente María y el Señor. En el centro de la escena está solo ella, la madre-sierva del Señor, toda dirigida hacia Él. El movimiento de los vv. 46-50 se refieren solamente a María, mientras el segundo movimiento (vv. 51-55) se alarga al escenario más amplio de la historia humana, abarcando todo un pueblo (Israel) y a todas las generaciones.

El canto de María es ahora el canto de los pequeños y de los pobres. Es Yahvé el que ha hecho proezas, ha dispersado a los soberbios, ha derribado a los poderosos, ha exaltado a los humildes, ha colmado de bienes a los hambrientos, ha despedido a los ricos y ha auxiliado a Israel. En el Magníficat se da una relación temporal de pasado, presente y futuro. La intervención divina celebrada por María cumple aquello que Dios había anunciado a nuestros Padres. Aquello que Dios ha cumplido en el pasado, aquello que él cumplirá en el futuro y aquello que ha comenzó a obrar en María. Lucas presenta a los pobres como aquellos que dependen en todo de Yahvé y gritan a El en su aflicción. María proclama por anticipado el Evangelio. Ella queda inserta entre los “abatidos del país”, entre los pobres. Todo lo que ha sucedido en la humilde esclava de Dios, se torna canto, alegría, se convierte en felicitación por todas las generaciones y es a su vez motivo de esperanza para el pobre, el que sufre, el que se lamenta.

La memoria pascual que testimonia Lucas de la historia de María está caracterizada por la fe, ella es figura y modelo de la fe de la Iglesia. María protagonista de la Historia de la salvación tiene dentro del evangelio de Lucas un papel fundamental como discípula del Señor.

Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo

29/5/23

EVANGELIO MARTES 30-05-2023 SAN MARCOS 10- 8-31 OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

                                            Es palabra de Dios

REFLEXION

Ayer veíamos como un joven se iba triste por no poder seguir a Jesús a causa de su apego a las riquezas, hoy el Señor nos hace una promesa al respecto, nos anuncia que el que deje todo, no sólo los bienes materiales, sino también los afectos, como la familia, etc…, no quedará defraudado, sino que recibirá cien veces más y lo más importante, recibirá la Vida Eterna, pero con persecuciones. Cristo no nos lleva a engaños, es cierto que seguirle a Él es ya disfrutar de la Vida Eterna aquí en la tierra, pero con sufrimientos.

Hoy Jesús nos invita a confiar en Él, sabemos que para Dios nada hay imposible y Él nos dará su gracia para dejarlo todo y seguirle, y, sobre todo, Él nos dará su gracia para soportar las persecuciones, el camino no es fácil, pero la fe nos dice que encontraremos la felicidad plena, como dice Pedro en otro lugar: “A dónde vamos a ir, tú solo, Señor, tienes palabras de Vida Eterna”

Hoy, Dios nos sigue buscando, nos sigue invitando a cambiar de rumbo, a que hagamos las cosas diferentes, a descubrir cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida. Es bueno plantearse si nosotros podemos decir como Pedro: “Lo hemos dejado todo y te hemos seguido” Cada uno examínese y vea si realmente lo ha dejado todo o todavía tiene el corazón apegado a algo que le impide seguir al Señor con plena libertad interior. Optar por Cristo siempre será la mejor opción de nuestra vida, porque Él es el que da sentido a ella.

Pidamos al Señor que nos dé fe, esperanza, valor y perseverancia para seguir su camino sin mirar atrás.

MM. Dominicas
Monasterio de Santa Ana (Murcia)

28/5/23

EVANGELIO LUNES 29-05-2023 SAN JUAN 19? 25-34 OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

                                   Es palabra de Dios


REFLEXION

Entre las diversas escenas en las que aparece María a lo largo de los evangelios, la liturgia de hoy, en  su fiesta de Madre de la Iglesia, nos presenta dos, bien significativas.

Desde lo alto de la cruz, a punto de morir, Jesús entrega a su madre como madre del discípulo a quien amaba. Siempre se ha visto en este pasaje la entrega de María  como Madre de todos los seguidores de Jesús, como Madre de la Iglesia.

Pero no es un título solo honorífico. María ejerce realmente como Madre de la Iglesia, como Madre de todos nosotros, estando siempre dispuesta a escucharnos, a  escuchar todas nuestras palabras donde le podemos expresar las diversas situaciones y los diversos momentos por lo que atraviesa nuestra vida. Y ella, que es medianera de todas las gracias, está dispuesta a concedernos aquello que más necesitamos en nuestro caminar siguiendo a su hijo.

Sabemos que María, como buena Madre, siempre nos recordará la mejor actitud que podemos adoptar. Señalándonos a Jesús, como en las bodas de Caná, nos dirá “haced lo que él os diga”. Y con su presencia continua, siempre maternal, nos dará la fuerza para seguirle.

Cuando Jesús, después de muerto y resucitado, asciende a los cielos delante de sus apóstoles, estos vuelven a la casa donde habían estado y “perseveraban unánimes en la oración”. Y allí, con ellos, con la inicial iglesia, estaba también María la Madre de Jesús. Esta va a ser la actitud de María con todos nosotros, con los que formamos la iglesia. Siempre estará a nuestro lado, como buena Madre.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

27/5/23

DOMINGO 28 DE MAYO : OCTAVO DOMINGO DE PASCUA-DOMINGO DE PENTECOSTE

 





San Lucas nos narra lo que ocurrió el día de Pentecostés en su libro de los Hechos de los Apóstoles. Primero habla de cómo vivieron esta experiencia los Apóstoles junto a María y después nos cuenta lo que les ocurrió a las numerosas personas que estaban cerca de aquel lugar. Para todos ellos fue, ciertamente, una experiencia transformante.

Al proclamar el Salmo 103, alabamos al Señor por el poder que tiene su «Aliento», es decir, su Espíritu, con el que crea las criaturas y repuebla la faz de la tierra.

En la Primera Carta a los Corintios, san Pablo nos habla de cómo el Espíritu Santo da vida y unidad a la Iglesia, cuyos miembros somos todos los cristianos. Y, gracias a Él, somos capaces de exclamar, con pleno convencimiento: ¡Jesús es el Señor!

Después, con el rezo de la Secuencia, pedimos a Dios que nos envíe su Espíritu para que, penetrando hasta lo más hondo de nuestro ser, nos ilumine, nos reconforte y nos llene de su amor y su paz, por medio de sus siete dones.

Por último, escuchamos cómo san Juan narra la primera aparición de Jesús resucitado a sus discípulos, en la cual Él les transmite su paz y les insufla su Espíritu, dándoles el poder de perdonar los pecados, en nombre de Dios.

Fray Julián de Cos Pérez de Camino
Real Convento de Predicadores (Valencia)

LECTURAS DOMINGO 28-05-2023 VIII DOMINGO DE PASCUA, DOMINGO DE PENTECOSTE

 

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

                                  Es palabra de Dios

Salmo

Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra

Bendice, alma mía, al Señor:¡Dios mío, qué grande eres!Cuántas son tus obras, Señor;la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expirany vuelven a ser polvo;envías tu espíritu, y los creas,y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,goce el Señor con sus obras;que le sea agradable mi poema,y yo me alegraré con el Señor. R/.

Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

                                      Es palabra de Dios

EVANGELIO DOMINGO 28-05-2023 SAN JUAN 20, 19-23 OCTAVO DOMINGO DE PASCUA

 





Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

                             Es palabra de Dios


REFLEXION

 El evangelio de hoy, Juan (20,19-23), nos viene a decir que desde el mismo día en que Jesús  resucitó de entre los muertos, su comunicación con los discípulos se realizó por medio del Espíritu. El Espíritu que «insufló» en ellos les otorgaba discernimiento, alegría y poder para perdonar los pecados a todos los hombres.El saludo de la paz, shalom, se repite en el relato por dos veces para confirmar algo que va mucho más allá del saludo cotidiano en el mundo bíblico y entre los judíos. Es el saludo de parte de Dios y es el saludo para preparar los que les va a otorgar a los suyos: la fuerza del Espíritu Santo. De esa manera la unión entre Jesús resucitado y el Espíritu Santo es indiscutible. Será, pues, el mismo Espíritu, es que les garantice el acontecimiento de la resurrección. Pero también el de la misión.

 Pentecostés es la representación decisiva y programática de cómo la Iglesia, nacida de la Pascua, tiene que abrirse a todos los hombres. Esta es una afirmación que debemos sopesarla con el mismo cuidado con el que San Juan nos presenta la vida de Jesús de una forma original y distinta. Pero las afirmaciones teológicas no están desprovistas de realidad y no son menos radicales. La verdad es que el Espíritu del Señor estuvo presente en toda la Pascua y fue el auténtico artífice de la iglesia primitiva desde el primer día en que Jesús yo no estaba con ellos.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

26/5/23

EVANGELIO SABADO 27-05-2023 SAN JUAN 21, 20-25 SEPTIMA SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús:
«Señor, y éste, ¿qué?»
Jesús le contesta:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo podría contener los libros que habría que escribir.

                            Es palabra de Dios

REFLEXION

Final del evangelio de Juan. Este pasaje es una invitación a centrarnos en el seguimiento de Cristo, para ser, pensar, sentir y actuar como Jesús.  La curiosidad de Pedro, aunque pueda ser comprensible, por mostrar preocupación por el otro discípulo tan querido para Jesús, no es admitida por el Maestro, porque no se puede poner la mano en el arado y mirar para atrás. El asunto es mirarlo todo como lo mira él y desde él. Eso es lo que se espera del discípulo y lo contrario es lo que no acepta el Señor. La respuesta oportuna a la inoportuna curiosidad es: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?”. No es asunto tuyo. Tú, sígueme. Haz tú lo que te toca hacer a ti.

Suele ocurrir que pretendemos llevar a los otros a Cristo organizándoles la vida, programándolos y de esa manera, ni ellos ni nosotros nos centramos en él.

Lo que procede es llevar a cabo la plena configuración con Jesús y ésta es obra del Espíritu que sostendrá y acrecentará el deseo y el cumplimiento del mismo. Cuando Jesús en la cena pascual está hablando con los apóstoles, señala cuál es el modo correcto de proceder. Así como él va a preparar un lugar para ellos, de la misma manera, los seguidores de Jesús, serán el reclamo y al mismo tiempo el testimonio del modo de proceder con los otros. Invitarlos a seguir al Señor. Ven y verás por ti mismo.

La preocupación por la suerte de la humanidad no puede desvincularse del seguimiento de Cristo. No se trata de buscar vías alternativas, sino recordar que él es “el Camino, la Verdad y la Vida”. Y así se muestra que el don de la vida entregada por el Señor, es para todos los hombres y esta invitación al seguimiento se ofrece a todos los seres humanos.

Será bueno que, en esta final de la Pascua, tengamos un tiempo para recapitular lo escuchado a lo largo de la cincuentena pascual y destacar para trabajar sobre ello, lo que precisa en nosotros una reconsideración y correcta aplicación.

¿Cómo escucho?

¿Qué busco al seguir a Jesús?

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)

25/5/23

EVANGELIO VIERNES 26-05-2023 SAN JUAN 21, 15-19 SEPTIMA SEMANA DE PASCUA

 





Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».

                              Es palabra de Dios

REFLEXION

Hemos transitado por la muerte de Jesús y nos encontramos en tiempo de Pascua. Queremos reconocerle en los acontecimientos, aunque nos cuesta contemplar su victoria en medio de conflictos mundiales y toda clase de incertidumbres. Las mismas luchas y dudas que se replican en nuestro interior.

En este viernes de la séptima semana de Pascua continuamos con la lectura del Evangelio de San Juan tras el pasaje de la pesca milagrosa al que nos asomamos en nuestro último comentario. Estamos, como aquellos discípulos, aturdidos, tristes, decepcionados con el amor que había desaparecido de sus vidas, llenos de melancolía. También, y como ellos, decepcionados con nosotros mismos. Nuestras rutinas no nos arrancan del letargo de la muerte y sin vida, no podemos pescar ni recoger fruto alguno como resultado de nuestro esfuerzo.

Una Presencia nueva nos atrapa. El tercer encuentro con el Resucitado puso las pilas a aquellos pescadores entre los que se encontraban, el discípulo amado, sin nombre, y el que amaba, con nombre propio. Pedro es interpelado tres veces por Jesús que intentaba confirmarlo en su amor. Jesús no necesitaba escuchar lo que ya sabía, lo necesitaba el culpabilizado Pedro que lo había negado otras tres veces durante aquel infame interrogatorio ante el sumo sacerdote.

Los que no sabemos amar y lo intentamos con un amor titubeante, somos amados por Jesús. Jesús sabía muy bien que Pedro amaba y que ese amor le hacía más capaz de cuidar de otros, por eso nos deja en sus manos. Me gusta esta manera de aproximarnos al primado de Pedro que tiene menos que ver con el poder otorgado que con la autenticidad del amor reconocido en el viejo pescador de Galilea.

Dña. Micaela Bunes Portillo OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Murcia

24/5/23

EVANGELIO JUEVES 25-05-2023 SAN JUAN 17, 20-26 SEPTIMA SEMANA DE PASCUA

 




En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

                                    Es palabra de Dios

REFLEXION

Jesús “ora” y pide en su oración la permanencia de sus discípulos en el amor. El Padre es el que “guarda” a los discípulos y creyentes; no pide preservarlos de dificultades, sino conservarlos bien anclados en la unidad que da el amor.

Si la unidad en el amor es argumento de fe, el gran escándalo y argumento en contra es: una iglesia y unos corazones divididos.

La unidad se logra por la manifestación de la gloria (amor) de Dios que se da en Jesús, en  su obra, en su mensaje, que se prolonga en los discípulos que viven el mandamiento nuevo del amor.

La unidad que se da en Dios, es la que pide Jesús y se aprende estando con Él, viviendo su misma condición de hijo; contemplando su gloria; experimentando su amor; amando, como Él, encarnando el amor como alternativa de vida y de convivencia feliz para la humanidad. Ora, ama, cultiva una fe pascual.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)

23/5/23

EVANGELIO MIERCOLES 24-05-2023 SAN JUAN 17, 11b-19 SEPTIMA SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

                            Es palabra de Dios

REFLEXION

En el capítulo 17 del evangelio de san Juan encontramos una oración de Jesús, tras el discurso de despedida, con tres peticiones. En primer lugar, Jesús ora por sí mismo (17,1-8); En segundo lugar, ora por los discípulos (17,9-19); y, en tercer lugar, por aquellos que van a creer en Jesús por la palabra de los discípulos (17, 20-26). El evangelio de hoy recoge la segunda parte, la oración por los discípulos.

Jesús recuerda el esmerado cuidado realizado con sus discípulos. Los ha guardado y los ha rodeado de una protección tal que ninguno de ellos se ha perdido, excepto “el hijo de la perdición”, Judas. Pero Él está a punto de partir, y los discípulos se quedan “en el mundo sin ser del mundo” con todo lo que implica de vulnerabilidad y de amenaza, por un lado, y todo lo que conlleva de responsabilidad de continuar la misión de Jesús, por otro. Por ello pide al Padre que cuide a sus discípulos para que sean uno como el Padre y Jesús lo son (v.11), para que vivan inmersos en la comunión divina.

Cuando el evangelista habla del “mundo” no habla de nuestro hábitat, se refiere al poder de la oscuridad, a las fuerzas del mal que se alinean contra Jesús para matarle. Por ello pide al Padre que proteja a los discípulos de las amenazas del “mundo”. Jesús ha venido a dar a conocer el verdadero rostro amoroso de Dios, pero “el mundo” le ha rechazado. La revelación de Dios proseguirá a través de la palabra de los discípulos, recibida de Jesús (v.14).

Junto a ello, Jesús ruega también al Padre “que santifique” a los discípulos (v.17) o lo que es lo mismo, que vivan una existencia que se corresponda a la santidad de Dios. “Sed santos porque yo soy santo” (Lv 19, 2). La santificación supone la consagración, y a la vez, una llamada a la trans-formación permanente. La misión de dar a conocer al Dios Santo determina la exigencia de santidad (vv. 17 -19). “Alegraos y regocijaos … El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”, dice el Papa Francisco (G.E. 1) La Palabra nos interroga hoy: ¿Buscamos vivir en la comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu? ¿Nos conformamos con una existencia mediocre, aguada o nos vamos dejando santificar por el Señor? Hoy día de la traslación de los restos de Santo Domingo, hacemos memoria celebrativa de su santidad simbolizada en aquel dulce perfume que exhaló al abrir la losa del sepulcro con sus restos.

Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.
Congregación de Santo Domingo

22/5/23

EVANGELIO MARTES 23-05-2023 SAN JUAN 17, 1-11a SEPTIMA SEMANA DE PASCUA

 






En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús:
«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a todos los que le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra, he llevado a cabo la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía junto a ti antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti».

                            Es palabra de Dios

REFLEXION

En el capítulo 17 del Evangelio de Juan tenemos un texto que conocemos como la oración sacerdotal de Jesús, una oración que dirige al Padre, donde Jesús proclama su fidelidad a Dios y afirma que lo ha glorificado sobre la tierra, coronando la obra que se le encomendó y comunicando las palabras que recibió. 

Todo este Evangelio está marcado por la hora de Jesús que es la gloria de Dios: Jesús sabe que ha llegado la hora de su pasión y muerte y le pide a su Padre que le ayude a aceptar los sufrimientos para dar vida eterna a los hombres.

En los versículos del presente texto aparecen dos verbos: uno es glorificar y el otro es darse. Lo propio de Dios para toda la tradición bíblica es la gloria, esa gloria que nos va a perfeccionar y nos va a dar vida abundante; la palabra hebrea kabôb originariamente significa peso o pesadez, y esa misma palabra se utiliza entonces para expresar la importancia, el honor y la majestad, y es justamente aquel peso real del ser, lo que define su importancia efectiva.

El término gloria se refiere a la gloria que Jesús poseía en su preexistencia divina, o la gloria que le reserva el Padre desde toda la eternidad. Aunque Jesús pide su propia glorificación, no es que busque su gloria, sino que su gloria y la gloria del Padre, son una misma cosa.

El dar de Jesús es hacernos partícipes de todo lo que ha recibido del Padre. Y lo que en realidad desea es que lo conozcamos: conocer al Padre es tener una intimidad con Él. La gloria de Dios es la salvación del hombre y la salvación del hombre es conocer a Dios, y ese conocimiento en nosotros avanza en la unión de todo nuestro ser con Él.

Pidamos a Dios que envíe su Espíritu Santo para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria y descubramos que la revelación viene a los hombres por Cristo.

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)