Es palabra de Dios
REFLEXION
Esta pregunta de Tomás en el Discurso de Despedida revela la inquietud de los apóstoles ante un futuro sin Jesús. Tenemos que ponernos en situación: Jesús acaba de indicar el Mandamiento nuevo del Amor en un clima de profunda confianza y confidencia que Él quiere se prolongue hasta nosotros y dé el pleno sentido a la Cena, a la eucaristía. Es la Hora de Jesús y de la Iglesia.
En realidad, la Despedida de Jesús es una Promesa y una Misión: el Reino de Dios es la promesa cierta para todos los que somos sus discípulos, pero también es una misión porque estamos llamados a dar testimonio de Él ante el mundo. Donde haya un cristiano, allí mismo estará Jesús.
Pero la pregunta de Tomás es reveladora de una inquietud que podría ser la nuestra y la respuesta final de Jesús todo un paradigma del sentido que entonces y hoy tiene el ser cristiano: dónde y cómo está Jesús en mi vida, qué me ofrece, cómo darlo a conocer a los demás hombres. Jesús es muy claro “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, es decir, ser cristiano es mucho más que una ideología, un partido político, una organización religiosa… Es Alguien que da sentido a mi existencia porque está vivo y presente en mí por el Espíritu ahora y por siempre.
“Han pasado muchos siglos y las Palabras de Jesús siguen pareciéndonos increíblemente bellas... Pero Él nos ha asegurado que “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”... Y: “Yo soy el único Mediador entre el cielo y la tierra”... Jesús es la única “senda segura” hacia el Padre. Su cuerpo de Hombre es el único Camino que Dios nos ha regalado… ¿Que esto es increíble?: ¡Claro, porque las acciones y Palabras de Dios distan tanto de nuestro pequeño ser que, se mueve entre las cosas creadas, sirviéndonos de respiración para la vida de nuestro cuerpo, que lo que pasa de aquí es “terreno virgen” para nuestra experiencia! Pero Dios ha querido que transitáramos por estos parajes de la mano segura de Jesús: “Él es también la Verdad” que acompaña a los que se han fiado de Él. Y esta Verdad se hace vida en nuestra pequeña historia de hombre...”
(Madres Dominicas de Lerma. 2001)