8/5/23

EVANGELIO MARTES 09-05-2023 SAN JUAN 14, 27-31a QUINTA SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».

                        Es palabra de Dios

REFLEXION

La vida, la libertad y la paz son dones que Dios otorgó al hombre en su creación y que el pecado nos arrebató. Jesús Resucitado, vencedor de la muerte y del pecado, nos devuelve la Vida Abundante y Eterna, la Libertad ante la tiranía del Príncipe de este mundo y la Paz Verdadera, no como la da el mundo. La paz que ofrece el mundo es la imposición del más fuerte, es la anestesia con los sucedáneos de la felicidad, es la indiferencia para no complicarse la vida.

Estamos en un ambiente de despedida, Jesucristo vuelve al Padre que lo envió y nos deja su Paz. La Paz que nos da Jesucristo es Él mismo. Él es nuestra Paz, Él ha dado, en sí mismo, muerte al odio, a la venganza, y nos ha reconciliado con su Padre y con nosotros mismos. Por Él tenemos acceso al Padre, pues Él nos ha mostrado su identidad, y nos ha dado el poder de reconciliar.

La Paz que nos ofrece Jesucristo es la que experimenta el Hijo fiel al Padre, que hace siempre lo que le agrada. La Paz que nos da Jesucristo es fruto de su amor al Padre, de su obediencia a la voluntad del Padre, de su entrega al plan de salvación del Padre que lo llevó hasta la muerte.

Es una paz que tal vez no nos deje tranquilos, pero que nos llena de una alegría profunda. Es una paz que nos hace vivir a la intemperie, pero nos libera de nuestros miedos y cobardías, porque, nadie nos quita la vida, sino que la entregamos libremente, con la certeza de que Él nos la devuelve en plenitud.

La humanidad está necesitada de Paz y paga un alto precio por la paz que le ofrece el mundo. Acojamos el don de la Paz que nos da Jesucristo para que, como la levadura, se extienda su Paz Verdadera por toda la tierra.

Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP
Monasterio Santa María de Gracia - Córdoba