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EVANGELIO JUEVES 01-06-2023 SAN MATEO 26, 36-42 OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
« ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

                                     Es palabra de Dios

REFLEXION

Ambiente de intimidad en el huerto de los olivos. Jesús, como en tantas ocasiones se retira para abandonarse en las manos del Padre. Lleva consigo al grupo de los íntimos, en un momento de trascendental importancia, se debate entre la vida y la muerte: «Mi alma está triste hasta la muerte». Necesita experimentar la compañía de los suyos en ese momento: «Velad conmigo». Estad despiertos a las necesidades de los que te necesitan, de los sufrientes.

Getsemaní como lugar de encuentro con la voluntad del Padre. Getsemaní, lugar en el que lo humano se revela en contra de la cruz, del dolor, del sin sentido: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz». Getsemaní lucha interna, donde parece que todo es oscuridad y tiniebla. Los amigos, los próximos: «¡Dormidos!» Qué vacío tan grande: ¿No habéis podido velar una hora conmigo? El silencio de Dios en la oscuridad de la prueba. Todo parece que ha caído bajo el peso del «cordero llevado al matadero». No hay salida posible.

La batalla interna de Getsemaní sigue adelante. Cuesta mucho hacer todo el proceso de entrega total. De poner toda tu vida en las manos de Dios: «Padre mío, si es posible…»; «Padre mío, si este cáliz…» Hasta la aceptación total de la cruz. De la misión. Beber el trago amargo: «Hágase tu voluntad». Por amor, pongo mi vida en tus manos. El Sumo Sacerdote ha comprendido el proceso de su vida de servicio: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Jn 10,10-11). El cordero del sacrificio, que acaba con la tiniebla del pecado y da la vida para que otros se beneficien de una vida en el Amor.

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife)