18/2/23

DOMINGO 19 DE FEBRERO : SEPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



 

Vivir la santidad debe ser uno de los principales fundamentos de nuestra vida cristiana, porque es un estilo de vida que crea humanidad y fraternidad.

El amor que Dios nos ofrece es además el camino en el que debemos orientar nuestros pasos, ya que el amor no es una experiencia solitaria, sino que se vive y expresa en relación con los demás, formando comunidad.

El ámbito común de nuestra fe debe irradiar esos lazos que nos constituyen como Iglesia, comunidad cristiana que comparten con un solo corazón y un mismo espíritu. Lógicamente la unidad se vive en la diversidad de sus miembros, pues cada uno va realizando su misión y desarrollando su carisma. Pero siempre teniendo la perspectiva de formar un grupo, una comunidad, una Iglesia.

Pero a la vez nuestra tarea está encaminada no solo a vivir la fraternidad en la Iglesia, sino también en nuestro mundo, que tanta falta le hace. Tenemos la misión de ser portadores de la Buena Noticia de Jesús hacia los más alejados, los que quizás no son de mi círculo cercano, pero que merecen la oportunidad de conocer un mensaje de amor, de acogida, y de salvación. Es lo que hizo Jesús, y lo fue enseñando a las gentes con las que vivió. Y no solo queda en un hecho del pasado, porque sigue siendo vigente esta forma de ser y de hacer en la actualidad.

Fr. Julio César Carpio Gallego O.P.Convento de San Pablo (Palencia)