En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora»
Es palabra del Señor
REFLEXION
Este Evangelio expresa el camino para la unión con Dios; no es fácil ni placentero, no es descuidado ni casual, no es baladí, pues conduce a la Cima y requiere de disciplina y esfuerzo para ser consciente del Tesoro que supone el Reino, aunque todo el mérito depende de la Misericordia divina que elige, enseña, prepara para este Encuentro. La parábola de las vírgenes, simplemente enseña las diversas actitudes del propio corazón ante la elección recibida por todas igual. Todas tenían lámparas y aceite, todas iniciaron el camino hacia el Banquete… todas iban bien vestidas y…
Surge como surge en toda vida, la dilación, la situación que nos entretiene y despista del Centro. Cierto que el sueño es algo natural en todos, pero ha de mandar y dominar el amor, la Meta y ahí el ingenio para aportar los medios elementales.
Llega el Esposo y se acelera todo, su comitiva no se detiene y hay que estar presto para seguirla. Ante la siguiente escena yo me pregunto ¿dónde está la caridad? ¿por qué no las dieron de su aceite?
Es el misterio del carácter personal de la elección y la respuesta, es la implicación enormemente comprometida, de toda la vida, las potencias, las energías… que proporcionan los medios necesarios (el aceite) para poder ver la Luz. No, no hay falta de Misericordia, es el compromiso del seguimiento de cuidar el Tesoro que va en vasijas de barro… la peregrinación continúa sin descanso y se crece a cada paso y “las necias” aprenderán en la dilación, valorarán más y mejor su puesto y su lugar y volverán en condiciones a la próxima convocatoria.
“Velad, porque no sabéis el día ni la hora”. ¡Cuántas veces nos sorprende que personas allegadas, aparentemente sanas… sufren un episodio y se van, nos desconcierta y afecta y nos proporciona el sentido de lo eventual de esta vida, el sabernos a la puerta del Banquete.
Me impresiona agradablemente la relación de estas lecturas del Amor más puro, con el martirio de la santa que hoy celebramos; esta mujer inteligente y fiel a sus raíces, a su pueblo, lo cual no impidió (al contrario) unirse con el Dios de nuestros padres, que culmina su entrega en el martirio, el que ella padecerá bajo el sistema del poder injusto y enfermizo que produce tanta destrucción… y sin embargo produce tantos santos que han sabido unirse a Cristo en el sumo amor que les ofrece y culmina.
¿Realmente el Amor de Cristo te "enloquece" hasta ser capaz de entregar la vida? ¿Cómo te aplicas esta expresión "de perdidos al río"?