Nos reconocemos en los discípulos, que no entienden bien lo que Jesús les dice, y les da miedo preguntar. Nos reconocemos porque a veces también nosotros no entendemos que haya que pasar por el dolor, el sufrimiento, la pérdida y la muerte para alcanzar una vida nueva y mayor. Nos reconocemos porque no queremos aceptarlo, porque, también en nosotros, nuestra imagen de Dios, lo que queremos de Él, lo que esperamos de Él, lo que necesitamos de Él, en el fondo, esconde nuestro propio deseo, nuestra propia apetencia, nuestro propio querer, nuestra propia ambición. Nos reconocemos en ellos, y por eso el Señor nos llama a abrir bien el corazón, a confiar, a creer más en Él que en nosotros mismos, a purificar nuestros deseos, y a recordar que en Él está realmente la plenitud de la existencia humana, que nuestros deseos, tantas y tantas veces, nos engañan, y que solamente Dios puede alcanzarnos la felicidad.
Fray Vicente Niño Orti
Convento Santo Tomás de Aquino 'El Olivar' (Madrid)