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EVANGELIO MARTES 03-09-2024 SAN LUCAS 4, 31-37 XXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal de él!».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

                                         Es palabra del Señor

REFLEXION

El marco de referencia que aparece hoy en el evangelio de Lucas nos lleva a la sinagoga de Cafarnaúm. De este modo, se nos muestra, un lugar sagrado en el que está la presencia de Dios, e íntimamente unido a este contexto, aparece la misión del Hijo de Dios: la enseñanza. La predicación del Reino de Dios como liberación total de la persona humana.

Rápidamente entra en escena otro elemento que es imposible de separar de Dios, de Cristo: la vida misma del ser humano y la fragilidad de la fe. Y, en ella, las batallas campales que se dan internamente entre el bien y el mal. La figura de ese hombre poseído por el mal, nos lleva a caer en la cuenta de esa guerra que supone el mantenerse fiel, coherente, honesto, para atajar el mal de tu vida. Sabemos lo que es el bien y lo que es el mal, sin embargo, andamos en ese dilema que tenía san Pablo, cuando revisaba su vida a la luz de la Palabra de Dios: «Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo» (Rom 7,19-25). ¿Qué hay en el interior de nuestro corazón que nos paraliza para obrar el bien? ¿Qué es lo que frena internamente tu vida para que no sigas fielmente el camino del bien?

Parece como si plásticamente Lucas nos mostrase el misterio que conlleva el mal. Para los seguidores de Jesús de Nazaret, la vida se plantea como un reto en el que se nos invita a nadar contracorriente en más de una ocasión. Pisar siempre el terreno del bien, no es nada fácil. Por ello, la pregunta del que está poseído: ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? Nos lleva al interior de nuestro ser, para que en actitud contemplativa y a la luz del Espíritu Santo, seamos capaces de descubrir la pobreza de mi vida, las faltas de coherencia, las faltas de fidelidad, la falta de fe y de confianza en tantas ocasiones, la resistencia interna que pongo a mirar hacia lo divino y volar más alto de lo que la miseria humana me dicta. De este modo, podré ir venciendo ese mal que trata de sacarme del camino del bien, vencer las resistencias que hay en mí y dejar que sea el Espíritu Santo el que habite en mí, me de luz para reconocer a Cristo como el tesoro de mi vida.  

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife