26/9/21

EVANGELIO LUNES 27-09-2021 LUCAS 9, 46-50 XXVI SEMANA TIEMPO ORDINARIO

 



En aquel tiempo, se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante.

Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
«El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mi; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante».

Entonces Juan tomó la palabra y dijo:
«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y, se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros».

Jesús le respondió:
«No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro».

                                  Es palabra del Señor


REFLEXION

Encontramos en el relato evangélico dos enseñanzas de Jesús, que vienen a esclarecer lo que supone su propuesta del Reino, en lo que se refiere a las actitudes y conceptos con los que “funcionamos” en la vida.

La primera se repetirá con frecuencia en los evangelios. Los discípulos no entienden nada de lo que Jesús les está mostrando, con sus palabras y su vida, sobre el Reino de Dios. Siguen a Jesús, pero discuten sobre quién es el más importante entre ellos. Entienden ese Reino en las categorías en las que funcionan los reinos de la tierra. Y es que este funcionamiento “humano” se adecúa mejor a nuestras pretensiones de reconocimiento, de éxito, de control, de poder, de realización…

Jesús toma a un niño (de su época, no de la actual) y nos invita a hacernos como ellos. El niño era el prototipo de los que no cuentan: ningún poder, ningún control, ninguna importancia, total dependencia… ¿Mostramos con nuestra vida que hemos entendido a Jesús mejor que los discípulos?

La segunda enseñanza nos coloca ante otra de las actitudes habituales entre nosotros: la de definirnos por contraposición con los otros, la de crearnos identidades cerradas, pertenencias que nos aíslan y separan… en ámbitos de la vida que pueden ser importantes y en otros que son absolutamente insignificantes ¿Cuántas filias, fobias, rechazos y enfrentamientos por cuestiones deportivas…?

En todo caso, Jesús es claro. No podemos rechazar a nadie por no ser “de los nuestros”. El personaje del evangelio estaba actuando bien, y eso es lo que cuenta para Dios, cuyo amor salvador va mucho más allá de nuestras raquíticas concepciones, simplemente porque es universal y nos acoge a todos.

Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo