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EVANGELIO MARTES 05-07-2022 SAN MATEO 9, 32-38 XIV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

                   Es palabra de Dios

REFLEXION

El evangelio de hoy nos presenta la curación de un mudo, (9,32-33) tras la resurrección de la hija de un jefe, la curación de la hemorroisa (Mc 5,23-43), y de dos ciegos (9, 27-31). El evangelista está presentando los signos del Reino que Jesús anuncia con su palabra. Sus familiares y amigos ya saben el diagnóstico, está endemoniado. Por ello, al expulsar Jesús al demonio, el mudo comienza a hablar. La reacción ante ese exorcismo-curación es doble, mientras la gente queda admirada por el milagro, los fariseos critican interrogando en nombre de quien se ha realizado. Jesús es presentado por el evangelista como el Mesías que trae la liberación y salvación definitiva de todas las dimensiones del ser humano y todos los seres humanos, según lo anunciado por Isaías: “Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo” (Is 35,5-6a).

A continuación, el evangelista nos presenta un breve sumario de la actividad itinerante de Jesús: Enseñar proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad. Ambas realidades, palabra y acontecimiento, dicho y hecho resumen la predicación de Jesús. Mientras “los signos manifiestan y confirman la enseñanza; las palabras, por su parte, proclaman los signos y esclarecen el misterio contenido en ellas” (D.V.2). 

En su camino, Jesús, al ver a la muchedumbre, siente compasión de ella porque están abatidos como ovejas sin pastor. Esta frase evangélica inspiró a Santo Domingo la fundación de la Orden de Predicadores al ver la herejía cátara en el sur de Francia. A él también se le movieron las entrañas de misericordia al ver a todos aquellos cátaros sin horizonte, sin futuro, sin esperanza, sin acompañamiento en el camino; por eso decide crear un grupo de hermanos que acompañen en el sendero de la verdad a todos aquellos que, sin querer, se han desviado de ella. Hoy, ocho siglos después, la mies sigue siendo mucha y los obreros pocos. ¿Estás dispuesto dejarte afectar por los sufrimientos y debilidades de nuestros hermanos y hermanas y que la misericordia te haga dar valientemente un paso adelante para acompañar sus vulnerabilidades y curar sus heridas?

Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.
Congregación de Santo Domingo