27/10/22

EVANGELIO VIERNES 28-10-2022 SAN LUCAS 6, 12-19 XXX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

                                             Es palabra de Dios

REFLEXION

En el evangelio, vemos tres aspectos fundamentales: la oración, la elección y la misión.

Vemos a Jesús orando, como parte esencial de su vida. Antes de tomar una decisión importante como es elegir a los apóstoles, pasa toda la noche en oración al Padre. Es el diálogo continuo y personal con Dios, lo que le da a Jesús la capacidad de continuar cada paso en su misión. ¿Cómo es tu oración? ¿Cómo tomas las decisiones más importantes de tu vida? A la hora de tomar una decisión, solemos preguntar a nuestros familiares y amigos qué podemos hacer, pensamos mucho, y en ocasiones perdemos la paz porque tememos equivocarnos, huimos del fracaso y nos da miedo la posibilidad de perder. Sin embargo, a veces nos olvidamos de acudir a Dios, no para pedir que todo salga bien, según nuestros ideales, si no para hacer su voluntad y aceptar con paz cada acontecimiento de la vida.

Después de pasar la noche orando, Jesús elige a los apóstoles. La elección del Señor sobre sus discípulos es un momento muy importante, porque cada uno de ellos es escogido por Él, llamados a ser otro Cristo en la tierra. Así es como nos elige también el Señor a nosotros, nos llama por nuestro nombre, conoce lo profundo del corazón y ama incluso aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Él nos conoce, y porque nos conoce nos elige. Sabe que desde lo que somos, desde el barro del que hemos sido creados, podemos ofrecer a los que nos rodean un testimonio vivo de lo que Cristo hace en nuestra vida.

Y, por último, Jesús baja del monte con sus discípulos y continúa su misión, que es rescatar y curar a los enfermos, no sólo de cuerpo sino también de espíritu. Dice el evangelista, que “la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos”. Esta fuerza no es otra que el Espíritu de Dios, que reside en el corazón de Cristo, por medio del Espíritu Santo. ¿No es ésta también nuestra misión? Curar a los enfermos de nuestra sociedad, sedientos de amor y verdad, sedientos de vida. Dejémonos transformar por Dios, para que nuestra vida sea un reflejo de la gloria del Padre, que salga de nosotros esa fuerza que nos da Cristo para tender la mano al hermano necesitado, y la vez que sanamos a los demás, nosotros también somos rescatados del egoísmo, de la autosuficiencia, de una fe vacía. Que el amor de Cristo renueve todo nuestro ser, para ser apóstoles de la Verdad, que san Simón y Judas Tadeo intercedan por nosotros y sepamos dar al mundo lo único y lo mejor que tenemos: Cristo Resucitado.

Sor Mihaela María Rodríguez Vera O.P.
Monasterio de Santa Ana de Murcia