26/2/24

EVANGELIO MARTES 27-02-2024 SAN MATEO 23, 1-12 II SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

                            Es palabra del Señor

REFLEXION

Los conflictos que se ponen de manifiesto en evangelio pueden ayudarnos a afrontar los desafíos que hoy se nos presentan.

Jesús tiene duras palabras para los escribas y fariseos. Ellos ocupan la cátedra de Moisés; La cátedra designa al mueble desde donde se explicaba la escritura en la sinagoga. Sin embargo, hay un desfase entre enseñanza y vida. Por eso manifiesta tres críticas: no hacer lo que se dice, imponer cargas sin ayudar a llevarlas, actuar para ser vistos y recibir reconocimiento. Estas tres situaciones tienen en su raíz un elemento común la “auto referencialidad”. Esta auto referencialidad nos aleja del Evangelio y nos encierra en nuestros pequeños esquemas.

El Papa Francisco, en la Evangelii Gaudium, nos ha invitado a renovar nuestro encuentro con Jesús, porque: «sólo gracias a ese encuentro —o reencuentro— con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora.» (EG 8)

La Cuaresma nos permite renovarnos en nuestra actitud de servicio haciendo nuestra la novedad del Evangelio en nuestros gestos, palabras y acciones.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)