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DOMINGO 03-03-2024 ; III DOMINGO DE CUARESMA

 




El Templo de Jerusalén era el lugar sagrado más significativo de la tradición religiosa y espiritual de Israel. Era el lugar donde se hacía memoria de la Ley que Dios había otorgado a su Pueblo por medio de Moisés como camino de santidad personal y comunitaria (Ex 20,1-17).

En la época de Jesús, el Templo se había convertido en un lugar comercial, y su “celo” por el Padre lo movió a realizar un gesto significativo, al estilo profético; un gesto que quedó grabado en el corazón de las primeras comunidades donde se predicaba a “un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados”. (1Cor 1,22-25).

Fr. Rubén Omar Lucero Bidondo O.P.
Convento de San Esteban (Salamanca)