12/9/24

EVANGELIO VIERNES 13-09-2024 SAN LUCAS 6, 39-42 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO





 En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:

«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano».

                               Es palabra del Señor

REFLEXION

El texto de hoy forma parte del llamado sermón de la llanura (Lc 6, 17-49), en el que Lucas tiene en cuenta las problemáticas de las comunidades a finales del siglo I, tanto externas, como internas. El discurso se centra ahora precisamente en la conducta de los miembros de la comunidad, a través de una serie de parábolas, cada una de las cuales encierra una gran enseñanza.

La primera, la del guía ciego (39-40), es presentada con una pregunta doble: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?”. La respuesta a ambas podríamos darla cualquiera de nosotros. Pero ¿de quién habla Lucas en concreto? Pareciera que el evangelista se refiere a unas personas de la comunidad que pretenden ser guías (catequistas) antes de haber recibido la formación completa. Estos problemas comunitarios siembran confusión y perjudican la comunión.

La segunda, la viga y la brizna en el ojo (41-42), también se inicia con dos preguntas, la primera de las cuales es: “¿por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? Ambas marcan la desproporción y la incoherencia entre el que ve algo pequeño, una brizna, en el ojo de otro, y no ve en el propio algo grande, como es una viga. La repetición de la “palabra “hermano” nos hace caer en la cuenta de que estamos en un contexto comunitario.

La tercera (43-45) habla del árbol y sus frutos. Mientras las cualidades del árbol hacen referencia a la identidad, a la interioridad, el calificativo del fruto hace alusión a la exterioridad; más bien podríamos decir que mientras la identidad de los árboles hace referencia a la causa, la identidad de cada uno de los árboles tiene como consecuencia el carácter del fruto. No hay engaño: “un árbol bueno produce buenos frutos y un árbol malo da frutos malos”, pues entre el árbol y fruto hay una sinergia que no se puede prestar a equívocos.

Las tres parábolas constituyen una catequesis para los miembros de la comunidad que podrían responder a la pregunta: en síntesis, ¿cómo debe ser la conducta de los ciudadanos del Reino de Dios? Esa es la cuestión que el Señor pone ante ti y a la que has de responder teniendo en cuenta cada una de las parábolas presentadas.

Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.
Congregación de Santo Domingo