En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes.
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».
En el Evangelio, ante una situación intrascendente, Jesús, el maestro, aprovecha para instruir a los suyos y hacerles ver lo más importante, para lo cual, les dirige tantas preguntas que les haga recapacitar y pensar.
Normalmente en la vida tenemos o somos de mirada corta, los oídos los tenemos un tanto obstruidos y sobre todo el corazón se encuentra embotado, sólo preocupado y ocupado por lo inmediato. No tenemos en cuenta toda nuestra vida, pues, en el trascurso de ella, hemos visto muchas cosas, oídas otras tantas y nos vamos dando cuenta y descubriendo qué es lo importante.
Jesús quiere enseñar a sus discípulos, y a nosotros, a ir más allá de lo inmediato, haciéndoles que se pegunten si les falta o no lo fundamental. Les quiere hacer ver y comprender que lo fundamental en su vida, y en la tuya y en la mía, es su cercanía, su presencia. En definitiva, su amor y su misericordia. Eso es lo importante para vivir como hijos e hijas de Dios.
Que el tiempo de Cuaresma, que mañana comenzaremos, sean unos días para descubrir lo que importa en la vida como seguidores de Jesús y recordar y discernir las exigencias para nosotros como seguidores suyos. Él nos lo manifestó lo importante con su actuación y con su palabra. ¡Ojalá comencemos con esta actitud este tiempo de conversión, para celebrar dignamente el Misterio Pascual!
Propongo esta oración para comenzar la cuaresma
“Señor Jesús, dame deseo de encontrarte, durante la cuaresma, en Tu palabra, en personas y situaciones. Dame un corazón grande para ofrecer lo mejor de mí a los demás, pues será ofrecerte lo mejor. No dejes que pierda las ocasiones que en mi vida apuntan a Tu presencia y a Tu vida”. Amén.