13/2/24

EVANGELIO MIERCOLES 14-02-2024 SAN MATEO 6, 1-6, 16-18 VI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.

Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

                               Es palabra del Señor

REFLEXION

El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación, son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante. (Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021).

El Evangelio nos habla de la oración y la penitencia que agradan a Dios. Mateo nos ilumina con estos tres ejercicios cuaresmales de gran tradición e importancia: el ayuno, la limosna y la oración, temas esenciales en la vida espiritual.

En lo referente al ayuno, a la limosna y a la oración, Jesús insiste en tener discreción denunciando la hipocresía de los que actúan para llamar la atención de los demás y nos invita a vivir en una profundidad de vida buscando la mirada de Dios.

Cuando Dios dice: “el ayuno que yo quiero”, nosotros nos preguntamos ¿para qué ayunamos? Ayunamos para ser más libres, ayunamos para amar y estar más cerca de los que padecen hambruna permanente, ayunamos para compadecernos y compartir con ellos.

Cuando Dios dice: “cuando hagas limosna”, nosotros nos preguntamos ¿por qué hacemos limosna? Hacemos limosna como signo de solidaridad, de donación permanente, de exigencia de promoción de los marginados y excluidos.

Cuando Dios dice: “cuando ores, entra en tu habitación”, nosotros nos preguntamos ¿cómo oramos? Oramos abriendo nuestro interior a la Palabra de Dios. Oramos para escuchar a Dios en nosotros. Oramos con el fin de capacitarnos para escucharlo a Él en las personas y en los acontecimientos.

Jesús dice a sus discípulos que cuando ayunen se perfumen la cabeza y se laven la cara para que el ayuno lo note Dios Padre que está en lo escondido. Así pues, en este tiempo de gracias, busquemos que el aroma de nuestro corazón alcance a Dios, que ve en lo escondido del corazón: ayunar para vivir en la libertad de los hijos de Dios, perfumar nuestra cabeza con la fragancia de las obras hechas por Dios y lavar nuestra cara como lo acepta Dios.

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)