En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Es palabra del Señor
REFLEXION
La escena se desarrolla en Cafarnaúm, un lugar frecuentado por Jesús, en la sinagoga, donde se reúne el pueblo para rezar. Marcos nos acerca al misterio de la persona de Jesús a través del impacto que produce en sus oyentes. Estos quedan deslumbrados ante sus palabras y milagros. Dos aspectos destacan en esta lectura: el modo de enseñar de Jesús y el milagro realizado. La enseñanza de Jesús no se basa en autoridades exteriores o repetir lo que otros han dicho comentando los textos sagrados, algo que practicaban los rabinos; los mismos profetas proclamaban: “Esto dice el Señor…”. Por el contrario, Jesús afirma: “Habéis oído que se dijo a los antiguos…Pero yo os digo”. Jesús enseñaba con autoridadJesús enseña los sábados en la sinagoga, como los rabinos, sin embargo, algo en su anuncio, y en el modo de proclamarlo, sorprende a los oyentes. Así lo confiesan los que le escuchan y Marcos lo repite dos veces: “no enseña como los letrados, sino con autoridad”. Esta autoridad no viene del poder, algo que se da y se quita; la autoridad se merece. Solo quien vive lo que proclama se reviste de autoridad. Curación de un posesoEse modo de “hablar con autoridad” viene reforzado por sus obras; es a lo que Él se remitía cuando le increpaban sus enemigos. Su presencia en la sinagoga delata otra presencia, la de alguien que tiene sometido a un enfermo: un espíritu inmundo. Jesús ha venido a desenmascarar al “Padre de la mentira”. Con dos breves frases libera a aquel hombre. Y así vemos que a sus palabras en la sinagoga sigue la curación de un endemoniado, primer milagro de Jesús según la tradición sinóptica. Ahí muestra de forma clara su autoridad, incluso sobre quien tiene sometido a ese hombre. Poner término a ese dominio del mal sobre un enfermo, es obra del poder de Dios que reside en Jesús. Y es que Él ha venido a liberar a los pobres, a los enfermos y a los perdidos en medio de este mundo. Eso es lo que le hace “profeta poderoso en obras y palabras” como nos recordarán más tarde los caminantes de Emaús. Ante el milagro crece el estupor de los asistentes de tal forma que inquieta los corazones de los asistentes: “¿qué es esto? Una doctrina nueva llena de autoridad. ¡Manda incluso a los espíritus inmundos y estos le obedecen!” ¿Qué admiro más en la persona de Jesús? ¿Tiene Jesús autoridad en mi vida? ¿Dónde lo percibo y en qué lo manifiesto? |