Primera Lectura
Lectura del libro de Isaías 60, 1-6
Salmo
Salmo 71, 1bc-2. 7-8. 10-11. 12-13 R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Es palabra del Señor
REFLEXION
Iª Lectura: Isaías (60,1-6): Dios de todos los pueblos
El texto del libro del profeta Isaías adelanta el sentido de la fiesta: el universalismo de la salvación de Dios. El Trito-Isaías (la tercera parte del libro de Isaías, con oráculos de un profeta desconocido), se vale de la imagen de Jerusalén, símbolo de la presencia de Dios, para afirmar que todos los pueblos buscarán a ese Dios. Pero no se hace por la apologética barata de que el Dios nacional de Israel sea el único y verdadero. El Dios del profeta no es un Dios nacionalista, y con ello cae por tierra ese nacionalismo religioso que muchas veces se ha usado para grandes despropósitos. Si el profeta se vale de Jerusalén, es porque el profeta no puede dejar de ser un judío en su mundo y en su cultura.
Pero la intuición del profeta se perfila en el sentido de que Jerusalén ha sido humillada muchas veces en su historia. Comparada con las grandes ciudades de la cultura y la religión que la han rodeado ha sido humillada, postrada, asediada y ha sido pasada a cuchillo. Ahora, teniendo Dios allí su morada (cosa que el profeta entiende al pie de la letra, pero nosotros no estamos obligados a ello) es testigo de cómo vienen todos los pueblos, todas las religiones, todas las culturas, para ver la luz de Dios, trayendo sus dones. Dios, pues, escoge a la Jerusalén maltrecha para decir quién es y qué quiere de la humanidad entera. Este es el evangelio, el misterio, del Trito-Isaías para sus contemporáneos. El texto resonará en el evangelio de Mateo del día de hoy.
IIª Lectura: Efesios (3,2-3.5-6): El misterio de Dios se revela a todos
El texto de Efesios nos habla del “misterio” que le ha sido encomendado al Apóstol para que lo lleve a todos los pueblos, a los paganos, a los gentiles (diríamos a los que no tienen Dios). ¿Cómo es posible? El texto es un texto paulino, una “confesión” que retrata a Pablo, si bien la carta a los Efesios es muy posible que no haya sido escrita por él, sino por un discípulo que quiere mantener en alto la antorcha de la vocación y la misión del Apóstol. Efectivamente, vemos un interés especial en describir la originalidad de la misión paulina. Y en esto no hay nada que objetar. Las cartas auténticas de Pablo nos revelan, por activa y por pasiva, que esta ha sido la vocación y la historia de Pablo, por lo que ha dado su vida “en Cristo”.
Se habla del “don de la gracia”, de una “revelación” que ha recibido el apóstol. Esta es la verdad si comparamos nuestro texto con Gal 1,12.16. Aquí se refiere al camino de Damasco como punto focal de esta iniciativa divina. Dios lo ha llamado para ser apóstol de los paganos y para ello le ha entregado el evangelio de la salvación. Lo que en nuestro texto de hoy se llama “misterio”, es lo mismo. Porque el evangelio es la buena noticia de que Dios ha decidido salvar a todos los hombres, de cualquier raza y religión. Es eso lo que el autor de Efesios llama misterio y lo que Pablo llama varias veces “mi evangelio”.