7/11/23

EVANGELIO MIERCOLES 08-11-2023 SAN LUCAS 14, 25-33 XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

                   Es palabra de Dios

REFLEXION

En el evangelio de hoy, Lucas vuelve a insistir sobre el tema del seguimiento de Jesús, no solo dirigido a sus discípulos, sino a toda la gente que lo acompaña.  El evangelista ha situado esta escena en el camino. Nos es la primera vez que los evangelistas indican que a Jesús le seguía una multitud de personas. Y es precisamente a ellas a las que les va a dirigir estás palabras que hablan de opción, de responsabilidad, de tomar decisiones que no siempre son fáciles, pero dónde uno encuentra el camino de la felicidad: “Si alguno viene a mí y no pospone a…”. Jesús no está hablando de dejar a la familia sino de las exigencias del seguimiento cuando existen conflictos de valores. Quién se decide a caminar con Jesús debe aceptar, unas renuncias, unas separaciones de personas queridas en función de su tarea evangelizadora. Ser discípulo implica incluso la renuncia a sí mismo, para poder asumir el proyecto de Jesús de Nazaret que le llevará a cargar con la propia cruz, lo que significa estar dispuesto a dar la vida si es necesario. Para ello el discípulo ha de reconocer quién es Jesús y optar por seguirle en ese proyecto de salvación para toda la humanidad.

Dos parábolas nos enseñan que hay que calcular las posibilidades que tienen las personas a la luz de los medios que dispone. La primera de ellas nos habla de si uno quiere edificar una torre de cierta envergadura, debe tomarse su tiempo para la reflexión y antes de emprender la obra debe calcular sus posibilidades y riesgos, a fin de finalizar lo comenzado. El fracaso llevará emparejada la burla y el descrédito. La aplicación es clara: para ser discípulo de Jesús hay que reflexionar y medir las propias fuerzas. El entusiasmo inicial no basta, nos dirá Lucas en repetidas ocasiones, para afrontar las dificultades de la misión y aceptar la renuncia a todos los bienes materiales.

En la segunda parábola resulta llamativa que la invitación a reflexionar sobre si uno se ve con fuerzas para seguir a Jesús se ejemplarice con una acción bélica, muy común en el contexto social de la época.

Los dos ejemplos reciben en Lucas una enseñanza concreta en el último versículo del texto: la renuncia a todos los bienes para ser discípulo de Jesús.  Podemos pensar que el evangelista no está señalando tanto las condiciones para ser discípulo, como describiendo lo que en realidad le sucede a un discípulo al que el seguimiento fiel al Maestro le supone en ocasiones renuncia, reflexión y discernimiento. ¿Cómo es mi seguimiento al Señor? ¿Estoy dispuesto/a a asumir las renuncias que trae consigo?

Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo