En la primera lectura escuchamos un pasaje del libro del Génesis en el que se narra cómo Dios quería castigar a Sodoma por sus muchos pecados, pero Abrahán rezó por los inocentes que pudiera haber en aquella ciudad, y Dios escuchó su plegaria.
En el Salmo 137 proclamamos la misericordia que Dios tiene con los más débiles y humildes, y le damos gracias porque atendió nuestras palabras, cuando necesitábamos su ayuda.
San Pablo les dice a los cristianos de Colosas que, gracias a su fe en el poder de Dios, cuando recibieron el Bautismo su vida cambió radicalmente, pues resucitaron con Cristo a una vida nueva, quedando liberados del poder del pecado.
Por último, en el pasaje del Evangelio según san Lucas, los discípulos le piden a Jesús que les enseñe a orar, y entonces Jesús les anima a rezar el Padrenuestro, que es la oración de petición por antonomasia. Y justo después les narra una sencilla parábola sobre la importancia de pedir a Dios, con perseverancia, lo que necesitamos.
Fray Julián de Cos Pérez de CaminoConvento de San Esteban (Salamanca)