31/3/23

EVANGELIO SABADO 01-04-2023 SAN JUAN 10, 31-42 QUINTA SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo,muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

                                            Es palabra de Dios

REFLEXION

“No entendéis ni palabra”. ¿Qué es lo que había que entender? Lo que había que entender es “lo que había hecho Jesús”, el significado de su acción más dramática, esto es, el retorno a la vida de Lázaro, del que mandó “quitar la losa”, “desatarle” y “dejarle marchar” en los versículos inmediatamente anteriores al pasaje de hoy.

Aparentemente, lo que habría hecho Jesús según este relato joánico sería una impropiamente llamada resurrección, pero todo en el llamado Libro de los signos del evangelio según Juan es precisamente eso: un signo. Y ante un signo, cabe preguntarnos por aquello que señala; en este caso,  ese retorno a la vida de un hombre hay que entenderlo como una liberación de la muerte del hombre. Liberación, pues todos los términos utilizados en los mandatos de Jesús - “quitad la losa”, “desatadle” y “dejadle marchar” – apuntan al sentido de liberación. Liberación, ¿de qué? Liberación de una ley, de un ritualismo y de un culto que, lejos de dar vida, asfixian al hombre e impiden que florezca.

De la muerte, siguiendo lo anterior, pues la teología joanica es deudora de la teología de Pablo, quien nos dice que “en cuanto sobrevino el precepto, revivió el pecado y yo morí” (Rom 7, 7ss), pasaje que hay que completar con Rom 5, 12ss, esto es, el que “el pecado llegó al mundo por lo que hizo un hombre. Con el pecado llegó también la muerte. Todos tendrán que morir porque todos han pecado. […] lo que mucha gente recibió por culpa de un solo hombre fue la muerte. En cambio, lo que mucha gente recibió por el generoso amor de Dios fue el regalo de la vida gracias a un solo hombre, Jesucristo.”

Así pues, ¿qué es lo que debemos entender? El propio Gamaliel lo explicita: “que conviene que uno muera por el pueblo”. En efecto, Jesús, asumiendo la culpa de todos, liberó a todos de la culpa y del castigo por la culpa, esto es, la muerte: muerte en vida y muerte eterna.

En realidad, aquí no acaba nuestra indagación, pues a lo hasta ahora dicho le seguiría la cuestión más fundamental y más difícil de entender: ¿culpa? ¿a qué culpa nos referimos? Pero esta nueva indagación, por interesante y relevante que pueda ser, excede de este espacio y de este contexto.

Fr. Ángel Romo Fraile
La Virgen del Camino (León)