30/3/23

EVANGELIO VIERNES 31-03-2023 SAN JUAN 10, 31-42 QUINTA SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.

                                            Es palabra de Dios

REFLEXION

En este fragmento del Evangelio de San Juan se pone una vez más de manifiesto que las palabras de Jesús han dividido nuevamente a los judíos y en esta ocasión quieren apedrearle porque lo tienen como blasfemo, ya que siendo hombre se hace Dios.

Realmente veían en Jesús algo diferente ya que hacía buenas obras y milagros pero hasta el punto de hacerse pasar por Dios, era demasiado ¿cómo podía un ser humano hacerse pasar por Dios?

Jesús habla de las obras que realiza, obras de Dios que lo acreditan, de cómo puede darse el título de Hijo de Dios y decir, Yo y el Padre somos uno. Está claro, se hace igual a Dios. Él habla desde unas categorías difíciles de entender para sus adversarios, les habla desde el seguimiento y el compromiso con su persona que hacen que Jesús sea conocido y amado.

Jesús lucha por presentar argumentos que puedan aceptar, pero el intento es en vano. En el fondo morirá por decir la verdad sobre sí mismo, por ser fiel a sí mismo y a su misión.

Al meditar este pasaje nos recuerda que Jesús fue condenado por las autoridades judías al hablar en nombre de Dios, ellos tampoco comprendieron nada de su misión.

No hay palabras para definir su capacidad de amarnos hasta el extremo de dar su vida para redimir a toda la humanidad.

La indicación de que Jesús se retira al lugar donde había estado bautizando Juan, marca una especie de inclusión, que preludia el fin próximo del ministerio público del Nazareno.

¿Qué imagen tengo yo de Dios?

Como cristiano, ¿soy fiel a mi misión?

Dña. Montserrat Palet Dalmases
Fraternidad Laical de Santo Domingo (Barcelona)