5/11/25

EVANGELIO JUEVES 06-11-2025 SAN LUCAS 15, 1-10 XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.

Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

                             Es palabra del Señor

REFLEXION

En este pasaje del evangelio de Lucas, es Jesús quien nos da la clave para entender cómo es Dios. Y lo hace con dos parábolas que tumban radicalmente cualquier pretensión de racionalidad o rigidez. 

Estas parábolas no son solamente relatos entrañables del pastor con la oveja al hombro o la señora barriendo bajo la cama. Trastocan nuestros valores y nos enseñan cuál es el verdadero valor de cada uno, la dignidad humana y la condición de única de cada persona. En ambas parábolas se nos repite, como un mantra, “¡Alegraos conmigo, he encontrado la oveja (la moneda) que se me había perdido!”.  Pero ¿tiene sentido tanta alegría por una moneda, o por una oveja díscola, o por un pecador en quien quizás ya nadie espere un cambio o algo bueno?

¿En qué consiste la alegría de Dios? El papa Francisco, en un libro titulado “Te deseo la sonrisa” nos lo expresa con claridad meridiana: “La alegría de Dios consiste en perdonar. ¡Perdonar! Es la alegría de un pastor que encuentra a su oveja; la alegría de la mujer que recupera su moneda; la alegría de un padre que acoge de nuevo en casa a su hijo… ¡Aquí está todo el evangelio! ¡Aquí! ¡Aquí está todo el cristianismo!”… “Sólo el amor llena los vacíos, las vorágines negativas que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer eso y ¡esa es la alegría de Dios!”.

Volvemos a la carta de san Pablo a los Romanos: “Somos de Dios”. Y porque somos suyos, como la oveja o la moneda, le importamos y nunca dejará de buscarnos. Porque su alegría está en encontrarnos a cada uno, a cada una.  Cuando esta verdad nos cala el corazón y el alma, nos vamos convirtiendo al Amor de Dios, y desde ahí amamos y podemos dar testimonio de lo vivido.

Hna. Águeda Mariño  Rico O.P.

Hna. Águeda Mariño Rico O.P.
Congregación de Santo Domingo

Soy religiosa dominica nacida en Asturias, en la cuenca minera, y desde muy pequeña me formé y crecí en la fe desde la espiritualidad dominicana. Entré en la Congregación de Santo Domingo a los 17 años y con 19 años hice mi primera profesión. Profesionalmente soy trabajadora social, licenciada en Sociología y máster en Doctrina Social de la Iglesia. He vivido en varios destinos diferentes: Bogotá, Medellín, Valencia, Castell de Ferro (Granada) y Madrid. He ido realizando mi misión en varios ámbitos: pastoral, educativo, social, formación, espiritualidad, y también con diferentes servicios en mi congregación.