Es palabra de Dios
REFLEXION
El fragmento del Evangelio que estamos meditando pertenece al capítulo 16 de San Juan. Este capítulo tiene dos partes: la venida del Paráclito y la despedida, de ahí que hable insistentemente del sentimiento de tristeza y de alegría de los discípulos, de la Iglesia. Tristeza porque Jesús nos deja para volver al Padre (Jn 16,5); alegría porque nos envía su Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad que nos guiará hasta la verdad plena (Jn 16,13).
El texto de hoy forma parte de la despedida de Jesús. Hace referencia a la mujer que está a punto de dar a luz y está triste porque le ha llegado su hora. Esta imagen es muy utilizada por los profetas Isaías, Jeremías, Oseas, Miqueas, para significar el doloroso nacimiento del mundo nuevo mesiánico.
Nacer de nuevo exige morir a lo anterior y esto es doloroso. Morir a lo seguro, a lo fácil y cómodo. Morir a mi criterio, incluso a mi “imagen y concepto de Dios”. Morir a mi pecado, a todo lo que me esclaviza y me impide seguirle en libertad. Todo eso no es fácil, nos cuesta y nos produce tristeza. Pero sólo esa experiencia dolorosa nos permitirá nacer a la vida nueva en el Espíritu. Una vida en Cristo y en comunión con el Padre, impulsada por el Espíritu y en perfecta armonía con su voluntad. Sólo eso puede alegrar nuestro corazón y esa alegría no nos la puede quitar nada ni nadie.
Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OPMonasterio Santa María de Gracia - Córdoba