La vida de Jesús en esta tierra no fue un paseo triunfal, donde todo le sonrió. Al proclamar su evangelio, su buena noticia, fue aceptado por un buen puñado de personas, pero también fue rechazado por un alto número de ellas, especialmente por las autoridades de entonces, que lograron darle muerte en lo alto de una cruz.
Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy donde anuncia a sus seguidores que serán rechazados por muchos, arrestados y llevados a los tribunales, son un buen comentario a otras palabras de Jesús: “No está el discípulo por encima de su maestro, ni el siervo por encima de su amo”.
Fue lo que le sucedió a San Esteban, el primer mártir cristiano. Por seguir y predicar lo mismo que su maestro Jesús, le sucedió lo mismo que a él, y le mataron lo mismo que él… y su final fue el mismo que el de Jesús, resucitando a una vida nueva de total felicidad. Jesús nos invita a perseverar con él hasta el final.