2/12/22

EVANGELIO SABADO 03-12-2022 SAN MATEO 9, 35-10,1,5a,6-8 PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO

 





En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

                                               Es palabra de Dios

REFLEXION

Esta espera del Adviento es una espera dinámica. No es una pasividad estéril, sino comprometida con el contenido que Jesús pone en sus manos al enviarlos. Se encuentran en la tensión entre el anuncio del Reino y la experiencia del mismo. Se trata de hacer lo mismo que hacía Jesús: enseñar, compartir y curar.

Y esa actuación compartida por los discípulos nace de la compasión ante las “situaciones límite” que sufren las personas: “extenuadas y abandonadas, “como ovejas sin pastor.” La misión, aparentemente limitada a los descarriados de Israel, va más allá, pues Dios envió su Hijo al mundo, es decir a todos, para tener misericordia de todos.   Pues al señalar “que la mies es abundante y los obreros pocos”, no restringe la mirada a los hijos de Israel solamente, sino que en ellos se contemplan todas gentes de todos los pueblos, lenguas, razas y naciones, que se mostrará en el Apocalipsis.

Gratis habéis recibido, dad gratis

Es importante la experiencia de la gratuidad. Sin mérito previo hemos recibido de Dios tal generosa efusión de gracia, que no puede desconocerse que ésta se ha de manifestar a través de la gratuidad de la entrega. Dar sin esperar nada a cambio.

Ese es el camino que se nos señala y del que Isaías habla. Y ya no se trata de un sendero al margen del camino establecido por Dios en la persona de su propio Hijo. Es el Hijo mismo que se ofrece como Camino a seguir por medio del cual llegamos a Dios y sin duda, también a los hermanos.

¿Escucho la invitación a seguir ese camino?

¿Cómo lo sigo?

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)