19/12/22

EVANGELIO MARTES 20-12-2022 SAN LUCAS 1, 26-38 CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

 





En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

                                    Es palabra de Dios

REFLEXION

El Señor es fiel a su Palabra y cumple sus promesas. Anunció por boca de Isaías que una virgen concebiría y daría a luz un hijo y le pondría por nombre Emmanuel, Dios con nosotros. En el evangelio de hoy, vemos cumplida esa palabra y a María que se fía plenamente de Dios.

El pueblo de Israel esperaba un Mesías Salvador. Nosotros aguardamos también al Salvador que nos libre de todo mal; que dé respuesta a tanto sin sentido que hay en nuestra vida y en nuestro mundo. Un Príncipe de la paz que instaure la paz y la justicia tan ausentes en nuestra realidad. Pero tal vez el Dios que esperamos no es el Dios que viene y no sabemos reconocerlo.

Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y su reino no tendrá fin.Dentro de cinco días lo contemplaremos débil y pequeño, pobre entre los pobres… Nuestras categorías humanas no encajan con el designio de Dios, con sus pensamientos y sus planes. Su grandeza está en su humildad, en su abajamiento para ser y estar entre nosotros y poder ser asequible a todo el mundo: ricos y pobres, grandes y pequeños. Su trono es la Cruz, donde, dando su vida por amor a nosotros, venció al pecado y a la muerte e instauró su Reino en el que, servir es reinar. Tenemos que reconocer que nuestra falta de fe y de esperanza se debe a que, esperamos a un Dios tan distinto… ¿Qué Dios esperamos y qué esperamos de Dios?

Pero también Dios nos espera a nosotros y espera de nosotros. Nos muestra su plan de salvación y nos pide una respuesta, espera de nosotros nuestra colaboración. Viene a nuestro encuentro, llama a nuestra puerta y espera que abramos para entrar y cenar con nosotros (Ap 3,20).

En el oficio de lecturas de este día 20 de diciembre, leemos una bella homilía de San Bernardo sobre las excelencias de la Virgen María. Es una homilía al texto del evangelio de hoy y está titulada: Todo el mundo espera la respuesta de María.Sí, todo el mundo espera el SÍ de María, porque gracias a esa respuesta fue posible la Encarnación del Verbo. Pero, sobre todo, es el mismo Dios quien espera esa respuesta, y así lo muestra San Bernardo en esta homilía con estas palabras: Da pronto tu respuesta. Responde presto al ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna. María se fió de esa Palabra, lo supo reconocer, lo aceptó y respondió: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra.

Hoy, como a María, el Señor viene a nosotros y nos pide que acojamos su Palabra, la hagamos vida en nosotros, para que siga naciendo entre nosotros y se manifieste a través de nuestras obras. ¿Cuál y cómo será tu respuesta?

Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP
Monasterio Santa María de Gracia - Córdoba